¡¡Franken Fran no Ken!!

Capitulo 6avo. Conociendo a Verónica Madaraki

-Parte 1-

En una gran mansión de una arquitectura japonesa, se recibía a un doctor, del cual su anfitriona era una de las personas más acaudaladas de todo Japón.

El doctor en si no sabia que se había metido a la boca de un lobo sanguinario.

Tras acabar con aquel desdichado médico, la matrona de aquella mansión veía la foto de la pelirubia.

—La nueva médico, tal vez ella me haga sentir más optimista (Vociferaba la misma matrona, del cual estaba sentada en una silla contemplando la foto de la pelirubia).

Regresando con Fran...

Ella se estaba dirigiendo para ir ante aquella mujer, en compañía de Verónica y Ken.

—Aun sigues enojada conmigo Verónica, si solo fue una convivencia entre hermanas (Lo decia Fran con un tono gentil).

Kenshiro veía la gran mansión, le recordaba a la cofradía de cazadores.

—¡Eso no fue un experimento maldita! Me dissecionaste y me dejaste así durante un mes entero, ahora mi fuerza ha disminuido, aunque lo que me molesta es que hace ese tipo a tu lado (Decía Verónica con un tono sombrío a Fran).

Ken no decía nada, solo cargaba una maleta mientras veía la arquitectura de aquel sitió.

—¡Si te hablo a ti maldito! (Exclamó Verónica a un Ken que solo veía el lugar).

Fran veía a Ken distraido.

—Pasa algo Ken, déjame adivinar, ¿Este sitio te recuerda a ese mundo verdad?, a decir verdad es muy lindo, además Verónica tienes suerte que Ken es muy amable contigo, te dejo con tu noble hermana mayor (Lo decía con un tono amable).

Veronica refunfuño y exclamó.

—¡Algun día me la pagarás maldito!...

Cuando llegaron a la residencia del cliente.

—Ken ya sabes que hacer, por si pasa algo malo, Verónica entras conmigo.

Kenshiro le dejo la maleta a Verónica y desapareció a gran velocidad (Dejando asombrada a Verónica).

—Como el si se puede largar, y ¿En serio no es una creación tuya? (Hablo Veronica atonita).

Fran respondió.

—No, además el es nuestra carta del triunfo, y sobre lo otro, ¡Te acostumbraras!.

Minutos después un sirviente recibe a las dos jóvenes.

Al entrar veían la magnificiencia del lugar, pasando por el corredor de la entrada, se veía a una anciana señil semi ciega en una silla de ruedas.

—Aqui traigo a la médico que solicito madame (Vociferó el mayordomo de la cliente).

—Un gusto conocerle mi señora, en qué le puede servir está humilde servidora (Haciendo una reverencia Fran, Verónica imito lo mismo de mala gana, mientras bajaba los maletines en el piso).

—Que jovencitas más educadas, me presentó: Soy Shidou Miyako.

Fran en sus pensamientos se había sacado el premio gordo con aquella mujer, sabía de sus contactos, que su familia es acaudalada.

Después de las presentaciones se fueron a una sala de reuniones.

—¿Asi que la juventud eterna? Pero mi señora, usted todavía conserva tanto vigor.

La señora empezó a sonreírle de buena manera por el elogió.

Veronica se sentía fastidiada, hasta que Fran le dio un pequeño codazo.