capítulo 6: Trato

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Splinter les dijo que se fueran a la cama unos minutos después de que Leo se fuera. No pudieron objetar, considerando que no habían dormido mucho mientras su hermano estaba inconsciente. Entonces, después de que terminaron de comer, se separaron y se dirigieron a sus dormitorios.

Sin embargo, ni siquiera media hora después, Donatello estaba agachado frente a su computadora, mirando sus notas y escaneos con una lámpara solitaria en un rincón de su laboratorio encendida.

—Deberías estar durmiendo, Don

No se sorprendió al escuchar la voz de Raph. Levantando la vista, miró a su hermano mayor por un segundo antes de regresar a su trabajo.

—Yo no tengo sueño.

Eso era una mentira, una que ambas tortugas podrían identificar fácilmente.

—Además, tú también estás despierto.

Rafael suspiró.

—Supongo que lo soy

Hubo silencio por un momento, antes de que se acercara al ninja enmascarado de color púrpura y entrara con cuidado a su laboratorio.

—Pero lo digo en serio, Donnie. Deberías dormir.

Gimiendo en silencio, dejó caer la cabeza sobre el escritorio.

—Lo sé, Raph

casi aulló.

—Lo sé, pero simplemente... no puedo

—Sí, somos dos

—Que sean tres

Mikey apareció de repente, sosteniendo una manta sobre sus hombros. Se dejó caer en una silla justo al lado de Donatello, usando el plastrón de Raphael como el lugar perfecto para descansar su cabeza.

—Pensé que cuando recuperáramos a Leo, todo estaría bien. Pero yo... creo que es peor, en realidad. Tengo miedo de que cuando despierte, él no esté aquí.

La guarida quedó en silencio. Raph inmediatamente acurrucó a la tortuga más joven contra él y Don abandonó su trabajo para abrazar a su hermano pequeño. Se alegraron de que Mikey fuera siempre tan abierto con sus emociones. No tenía miedo de hablar cuando estaba herido y sus palabras a menudo correspondían con lo que sentían los demás, lo que hacía que hablar sobre temas delicados fuera mucho más fácil.

Pero en este momento, no había necesidad de palabras, sus acciones hablaban en voz alta. Los tres hermanos compartían el mismo miedo. ¿Qué pasaría si todo esto fuera sólo un sueño cruel, sólo una imaginación desesperada creada por sus corazones rotos y debilitados por meses de miseria y dolor?

¿Y si, cuando despertaran, Leo ya no estuviera?

—Él estará aquí, Mikey

susurró Don.

—Él está aquí, con nosotros, finalmente está en casa

Rafael asintió y apoyó la barbilla sobre la cabeza de Miguel Ángel.

—Leo es real, Mikey. Todos lo vimos, hablamos con él, lo abrazamos

Raph hizo una pausa, apretando con más fuerza el control que tenía sobre sus dos hermanos menores.

—¿Recuerdas esa vez cuando éramos niños y Sensei fue a buscar comida? ¿Esa vez cuando nos escapamos a las alcantarillas sin Leo porque pensamos que no nos dejaría ir si lo supiera?

Don resopló.

—Eso es difícil de olvidar, Raph. Nos perdimos y casi nos ahogamos

—Sí

Con Un Toque De Azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora