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El rubio de mechones castaños miró afuera de la ventana con ojos desinteresados, el gato blanco sentado en sus piernas dormía con parsimonia mientras el adulto le acariciaba su suave pelaje.

Los ojos del hombre estaban borrosos a simple vista, no había ningún tipo de brillo y no parecía prestar mucha atención a su alrededor, como si estuviera hundido en sus propios pensamientos.

La mujer sentada en frente de él miró sus acciones por un momento antes de sonreír con suavidad, calmada, y fingió una tos para captar la atención de el chico.

-Mikuto-San...—Comenzó, aunque el Bakugo no le hizo ningún tipo de caso—...Mañana comenzaremos el método de las fotografías otra vez, también podemos hacer el rompecabezas que hicimos la semana pasada, ya que te veías un poco mejor que antes luego de terminar el juego—

El rubio no respondió a sus palabras y, en cambio, solo le lanzó una pequeña mirada de confusión.

-Quién eres tú?—Preguntó, pero ni siquiera dejó que la doctora respondiera cuando su mirada regresó a la ventana—No importa, lo olvidaré de todos modos—

La de cabello azul suspiró—Voy a buscar los objetos, ya vuelvo—Su voz fue como un suave susurro, hubo un pequeño tono de decepción en sus palabras. Recogió su bolso y abrió la puerta, dejando al adulto en la blanca habitación, completamente solo a excepción de su gato.

Mikuto miró las nubes a través de la pulcra ventana de su cuarto por unos minutos antes de voltear para ver las imágenes colocadas cuidadosamente en la mesa situada en frente de él.

La mujer dijo que él mismo había tomado esas fotos hace unos cuantos años, algunas eran de hace unos días, pero no reconocía ninguna de ellas.

Una casa en la playa¹...un gato atigrado...las afueras del hospital o su misma habitación...no importaba lo que fuera, no recordaba haber tomado tales fotos.

Una tenía un par de personas bastante parecidas a él en apariencia, pero para él, sus caras se veían borrosas, no podía decir quiénes eran ellos.

No tenía ningún tipo de sentimiento de familiaridad con esto, para Mikuto, era como ver simples fotos que no tenían nada que ver con su persona.

Era un poco triste, de hecho.

Él no lo sabía, pero los doctores estaban preocupados por su estado mental de amnesia, dijeron que si seguía así, dentro de dos meses olvidaría su nombre, y luego, a más tardar, olvidaría cómo leer o escribir.

No sabían qué hacer, puesto que el mismo Bakugo no parecía muy dispuesto a cooperar con ellos al haberse acostumbrado a olvidar los sucesos recién hechos.

Mikuto sabía que lo olvidaría, no tenía sentido intentar recordar algo que claramente no podría aunque se esfuerce en hacerlo.

De hecho, comenzó a escribir en sus brazos las cosas importantes como su nombre completo o su edad, la apariencia de las personas importantes o sus propios gustos para por lo menos tener una conversación normal con alguien y sentirse como...alguien normal, otra vez.

Pero él no era normal.

Olvidar su propio apellido era patético, depender de su mascota para que lo guíe a los lugares era inútil.

No le gustaba, lo odiaba, odiaba sentirse tan débil y pequeño solo para luego olvidar lo que acababa de pensar y repetir la acción como si fuera la primera vez.

Lo único que lo mantenía cuerdo y con alegría, era la pequeña sensación de Deja vú ante las personas o lo sus acciones.

Por lo menos había algo que le haría saber que ya había hecho esto antes...

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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Brother [Katsuki Bakugo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora