capítulo 6

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El ojiesmeralda observó con atención la cara del azabache, que mostraba una expresión de sorpresa. Y cómo no, si era una situación incómoda la que vivían.

— Oye, ¿no sabes lo que es el espacio personal? — le reprochó Shadow.

— Claro que lo sé, pero tú no sabes lo que es la confianza. Ni siquiera sé si me estás escuchando — le respondió Sonic.

No mentía al decir eso. Los labios y las palabras de Sonic eran tan veloces como él mismo, y eso le desagradaba al azabache.

— Déjame en paz, farsante — le espetó el azabache.

— Ya se hace tarde, te acompaño a tu casa — dijo el cobalto, poniéndose su abrigo.

El azabache iba a protestar, pero la mirada dominante y firme del azulado se lo impidió. Solo tomó su chaqueta y siguió al azulado.

La noche se tornó fría, y ambos caminaban en silencio. Un silencio algo incómodo, que reflejaba algo muy inexplicable. La mirada del ojirubí hacia el cobalto era un fino hilo entre la amargura y un sentimiento poco común, que mezclaba el amor y el odio, y también la admiración.

El azulado tenía sentimientos encontrados, algo raro le pasaba. No sabía lo que sentía por el mimado hijo del director de la academia, o eso pensaba.

— ¿Crees que es complicado ser amigos? — preguntó el ojiesmeralda.

— Nosotros no somos amigos, y yo no vine a hacer amigos — respondió el azabache.

— Es solo que esa duda pasa por mi cabeza, ¿qué es lo que te pasa?

— No te importa, no pienses que te contaré mi vida, es mi privacidad.

— Shadow, en ese incidente del camión, no puedo dejar de pensar qué hubiera pasado si yo llegaba unos minutos tarde — dijo el cobalto.

El moreno se quedó atónito, ¿por qué le decía eso? Él no le había pedido que hiciera eso. Sus ojos no podían dejar de ver el rostro del cobalto, la verdad no podía negar sus sentimientos.
Tanta era la preocupación que tenía el azulado hacia él, que ni siquiera sus padres se preocupaban por él. Solo su hermano mayor lo llamaba y preguntaba por él.

Llegaron a la casa del azabache sin ninguna palabra más, con el mejor proyecto de la academia pero sin felicidad en ambos por haberlo hecho. Sonic lo dejó en la puerta de su casa mientras veía cómo se alejaba más.
Sentía un nudo en su garganta, su estómago se revolvía.

Era como si estuviera congelado sin saber cómo calmar este frío que de repente había acechado su corazón, su alma, su todo.

Y en su mente, solo quedaba una duda:

¿Por qué me duele tanto, si no significa nada para mí?

Y en su pecho, solo quedaba un latido:

¿Por qué me late así, si lo que siento solo es una ilusión?

Diferencias en el amor ( sonadow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora