Simon Riley

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Pasan algunos días, nada fuero de lo común, continuo más la investigación de los misiles, Sergei me sirve algunas veces, dándome más datos sobre los rusos, algunas cartas del Sin rostro llegan a mi oficina, solo son más muestras de amor, digo silenciosamente, mientras tanto los soldados continúan su rutina diaria, al igual que yo.

¿Está todo bien, Andrea?

La dulce y cálida voz de Didier me sobresalta un poco.

Sí, digo algo calmada, perdón por desconectarme, es solo que, no termino la oración, claramente la situación me tiene algo nerviosa.

¿Deseas contarme que te tiene tan nerviosa? Dice Didier mientras se siente suavemente a mi lado. Pienso en no decir nada, no quiero inundar su mente con mis preocupaciones. Es solo un pequeño adolescente, su mente solo debe pensar en la escuela, en divertirse y, ¿por qué no, tener una novia?

¡hey!, ¿Andrea?

Perdón, hijo, es solo que.

Cuéntame, confía en mí, dice sonriendo y tomando mis manos.

Bien, me acomodo en el sillón más relajada, es solo que no creí volver a estar así, como me explico, a estar otra vez en peligro. Por eso me Salí del Task Force, por eso rompí lazos con Price y todo su maldito equipo, no quería poner de nuevo mi vida en peligro y menos ahora la tuya.

¿La mía?

Sí, los rusos son la peor mafia después de los italianos, no atacan solo a ti, pero tampoco te quitan todo, solo te arrebatan lo que más amas, lo que más deseas cuidar y prevalecer, ¿entiendes?

Claro que entiendo, pero no te preocupes por mí, yo estaré bien, puedo cuidarme solo.

Lo sé, pero no deberías, deberías estar feliz y no preocuparte por nada, más que tu escuela o que comerás mañana, eres tan frágil y eres, eres, demasiado importante para mí, es solo eso, él me abraza, sus brazos delgados por su desnutrición aún delgados son cálidos, son dulces, sus palabras aún son más reconfortantes.

No importa si muero mañana u hoy, sé que fui feliz por un momento de mi vida, sé que tuve una persona que me amó más que mis padres, sé que la vida me dio una madre, que sabe lo que es ser madre, eres una persona muy fuerte, Andrea, nada malo me pasará, ya verás.

Suspiro y lo miro, asiento suavemente. El sonido de golpes en la puerta nos hace detener la conversación, me limpio un poco las lágrimas y mando a Didier a su habitación, abro la puerta y ahí está Gosth.

¿Podemos hablar?

Estoy algo ocupada, soldado, ¿es muy importante?

Sí.

Bien, ¿gustas entrar?

No, afuera.

Su tono de voz es algo frío y eso me causa escalofríos, nadie me había hablado así desde hace años, ese tono de voz significaba algo ya sea muy importante o algo de vida o muerte, salgo de mi departamento y Gosth me toma del brazo, bastante fuerte, trato de sacarme, pero no puedo, con una gran habilidad me toma de mis dos brazos y me esposa.

¡¿Qué mierda, soldado, acaso no sabes respetar a tu superior?!

Ah, creí que no existían los rangos en su división Teniente, ¿acaso solo es malditamente amable cuando necesita la ayuda de otros?

¡¿Qué carajos hablas, pedazo de imbécil?!, ¡suéltame, Simón!, ahí me di cuenta: "serás marcado como un enemigo", carajo, la he cagado.

Con fuerza me pone de frente y sube mis manos arriba de mi cabeza, lo cual es algo doloroso, ya que las tengo esposadas.

Simon "GOSTH" Riley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora