¿Este eres tu?

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Después de desayunar con Martha dimos un paseo por los jardines del hospital, el enfermero que nos cuidaba podía tomarnos fotografías, hicimos toda una linda sesión de fotos, a las flores, al alcantilado y sobre todo al lago enfrente del hospital.

Después de algunas horas el doctor vino por mi, me dijo que aquel hombre había llegado.

No te pongas nerviosa Andrea.

Me dijo Martha dándome palmaditas en la espalda y regalandome una flor amarilla, le sonreí suavemente y asentí con la cabeza, me despedí y camine detrás del doctor, cada paso se sentía interminable, sentía que el espacio se volvía negro y el corazón se agitaba de manera grotesca.

Bien Andrea, los dejaré a solas, toma.

Dijo mientras me entregaba un pequeño botón color rojo.

Si necesitas ayuda puedes presionarlo y alguien vendrá por ti, toma las cosas con calma, solo escúchalo y no haz las preguntas que desees.

Dijo con suavidad en su voz, asentí y el doctor abrió la puerta frente a mi, di un paso hacia dentro con la cabeza hacia abajo, después escuché como la puerta sw cerró dejando un eco en la habitación.

¿Andrea?

Una voz masculina menciono mi nombre, trague saliva y alze la mirada ahí ví a un hombre con una máscara de calavera y lo conecte con la foto, la foto que venía con la tarjeta, mi vista no se despegó de aquel hombre lo miraba extrañada de pies a cabeza.

¿Quien eres?

Pude ver qué sonrió debajo de la máscara ya saben, los ojos se rasgan, sus ojos y su cuerpo estaban cabizbajos, dió pasos tratando de acercarse a mi y después se detuvo y bajo la cabeza.

No me recuerdas aún.

Dijo con tristeza, por alguna extraña razón deje de sentirme nerviosa, su presencia me daba muchísima paz, mi cuerpo quería abrazarlo, pero tenía pena, si estaba apenada.

Lo lamento, no logro recordarte.

Aquel hombre al oír mis palabras solo suspiro.

¿Porque la máscara?

Al escuchar mi pregunta pude notar que su humor cambio.

Para esconder mi rostro de los enemigos.

Al oír esa frase un recuerdo vago se me vino a la mente, y al supe, sonreí y voltee a mirarlo.

Simón Riley.

El hombre se intentó acercar aún más a mi, extendiendo su mano intentando tocarme, yo me hice para atrás aún no lo conocía.

Perdón, si soy Simón Riley trabajo bajo la unidad 141.

Abrí los ojos y me acerque a el y dije con entusiasmo.

¿Trabajas conmigo?, bueno perdón Trabajabas conmigo, me refiero así estuvimos al mismo tiempo en algún momento.

Aquel hombre se rio un poco, esa reacción me desconcerto un poco haciendo que frunciera el ceño.

Si, trabajamos juntos Andrea, en ese tiempo eras la única mujer en la unidad.

Sonreí al escuchar eso, recordaba muy bien esos tiempos, no con mucha felicidad pero los recordaba.

Jamás te vi.

Tu no, pero yo a ti si, te veía todos los días a lado de Price, te veía entrenar, te veía desayunar la mayoría de veces sola y también te vi desaparecer.

Cuando menciono lo último me acordé de Allastor, esperaba muy al fondo de mi que estuviera bien, al igual de Price.

¿Sabes algo de eso?

Solo se lo que tú me dijiste.

¿Sabes todo lo que paso después de que yo desaparecí?

Lo se.

Bien, ¿Entonces debes saber sobre el padre de Didier?

Se sobre Allastor.

Cuando menciono su nombre mi corazón se emociono, tenía años sin saber de Allastor no sabía si estaba vivo o muerto.

Si, ¿Sabes algo de el?, de seguro es el que cuida de Didier, ¿No es así?

El hombre me miró con decepción y solo bajo la cabeza.

Estoy aquí para contarte todo y decirte las cosas sin mentiras y como son.

Al oír eso entendí que algo había sucedido, mi corazón se quebró al pensar que Allastor estaba muerto, el saber que jamás volvería a ver a mi esposo me rompía el alma.

Dímelo todo, quiero recordar todo e irme de aquí.

El asintió y me miró con un poco de miedo.

Bien, mi nombre es Simón Riley, me apodan Gosth, llega a tu unidad como ayuda por parte de Price, tu solicitaste ayuda de la 141 para refuerzos sobre unos misiles.

Me senté sobre la cama muy cerca de Simón.

Al llegar llegué junto con mi compañero de misiones Jhon Mctavish alías Soap, al llegar tu y yo no nos llevábamos del todo bien.

Después de algunas cuatro horas Simón me contó todo sobre como nos conocimos, sobre la misión de los misiles.

¿Cómo termine aquí?

Simón bajo la cabeza y suspiro.

No debería contartelo aún, es muchísima información Andrea y el doctor me recomendó no contarte hasta que recuerdes algo o mínimo esperar hasta la próxima visita.

Mierda, ¿Cuando será la próxima visita?

El sábado de la próxima semana.

Bien, por lo menos no es tanto tiempo.

Simón se levantó de la silla y me miró alzó una mano y se quitó la máscara, al ver si rostro me acordé de algunas cosas, en mi mente llegó los noches que compartí con el en mi departamento en Nueva York y sobre todo recordé que casi nos acostamos.

Mierda, eres tan guapo como mis recuerdos me dejan ver.

Pude notar como Simón se sonrojaba un poco, se acercó a mi y tomo mi mano, le dió un pequeño beso.

Te amo Andrea y espero logres recordar todo.

Al ver su rostro recordé un poco, pose mi mano en su mejilla y me sonreí.

Espero recordarte.

Me levanté y me di un beso en los labios, pude ver cómo su cuerpo se relajo, tomo mi rostro entre sus manos y sus besos se intensificaron, sus manos recorrieron mi cuerpo suavemente y después se detuvo y me miró con una dulzura en sus ojos.

Saldrás de aquí, volverás al trabajo y si todo sale bien, quiero que seas mi esposa, quiero una vida lejos de la 141, quiero ser tuyo, entregar mi vida a ti, ser una familia junto con Didier.

Cuando menciono a mi hijo ahí supe que el era el hombre que cuidaba de Didier y también caí en cuenta de que Allastor aún no aparecía.

No sé que haya pasado pero mi cuerpo, mi mente y mi corazón dicen que debo seguirte y quedarme a tu lado.

Simón sonrió y volvió a besar mis labios, pude notar que lloraba un poco, ya que los besos sabían a sal.

No llores, haré lo posible por recordar todo y sobre todo recordarte.

Ambos sonreímos, el me entrego otro sobre amarillo, beso nuevamente mis labios, mis manos y por último mi mejilla.

Vendré el próximo sábado, abre el sobre a solas.

Volvió a besar mis labios y me abrazó, un abrazo tan suave que sentía que me daba mil años de vida, después de despedirse una vez más salió de la habitación dejándome sola nuevamente.

Simon "GOSTH" Riley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora