Capítulo 8

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Movía una y otra vez los cereales en mi tazón sin parar

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Movía una y otra vez los cereales en mi tazón sin parar. No hacía falta, ya se habían integrado con la leche hacía un buen rato, pero mi cabeza estaba muy lejos de allí, del comedor de mi casa. Estaba estancada en el descubrimiento que habíamos hecho en la noche anterior.

¿Coma? ¿Ronan estaba en coma? ¿Cómo era eso posible? No lo comprendía, ni tampoco él, pero al menos ya teníamos la certeza de que estaba vivo en algún lugar.

Mi madre ya se había ido al trabajo y papá no tardaría mucho en irse también. Ambos habían estado muy callados, en especial ella. Aún me sentía culpable por haberla hecho revivir todo el dolor del día del accidente, pero sin su ayuda no hubiera podido saber dónde estaba mi mejor amigo. Lo único que me preguntó papá fue qué haría ese día, y le mentí diciéndole que, como era sábado, me pasaría la mañana estudiando para los exámenes. Solo que no pensaba tocar un libro, ni mucho menos quedarme en casa. Mi próximo destino estaba muy claro: el Hospital General, el sitio donde habíamos sido tratados todos después del accidente.

Apenas sentí el auto de papá alejarse, subí las escaleras corriendo y me vestí a toda prisa.

—Maya, ¿estás segura de que esto es una buena idea?

—Lo es. Nos llevaron allí ese día, así que, al menos que tu familia haya decidido mudarse, tienes que seguir en ese sitio —respondí mientras echaba lo necesario para el viaje en mi bolsa.

Ronan estaba demasiado taciturno para mi gusto. Quizás porque aún no terminaba de procesarlo todo, eso tenía sentido. No obstante, al escucharlo suspirar decidí asegurarme:

—Ronan, ¿está todo bien?

—No lo sé.

—¿No lo sabes? —Detuve lo que estaba haciendo y me giré para mirarlo. Estaba sentado en el borde de la cama con una expresión seria—. Esta es la gran oportunidad que hemos estado esperando. Debes seguir ahí, estuve investigando y una de las alas del hospital está dedicada a pacientes que llevan mucho tiempo internados luego de cirugías mayores o en coma, como tú. Además, en el caso extremo de que tu familia haya decidido moverte a otro sitio, ¿dónde más podríamos buscar información? Escucha mis palabras: hoy es el gran día. Voy a encontrarte.

Asintió con la cabeza, pero aún no parecía muy convencido.

—Es que... —comenzó a decir—, no estoy seguro, solo tengo un mal presentimiento sobre todo esto. No lo sé, tal vez simplemente estoy nervioso.

—Ey —llamé su atención y me senté a su lado—. Solo quiero que recuerdes algo, ¿sí? Sin importar lo que pase hoy, seguiremos siendo nosotros, y también seguiremos estando juntos. Y siempre que estemos juntos todo estará bien. Promesa de meñique.

Levanté mi dedo y eso lo hizo sonreír un poco.

—Promesa de meñique —repitió y unió su dedo al mío.

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⏰ Última actualización: Apr 17 ⏰

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