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  Cuando el árbitro pitó el final del primer tiempo, Paulo fue de los primeros en dirigirse al vestuario, abrió la puerta con fuerza y corrió en busca de un baño donde apenas llegó y vomitó lo poco que había comido ese día. El primer tiempo contra México había concluido sin goles, tenían cuarenta y cinco minutos para cambiar eso o se quedarían afuera del mundial. 

Paulo sabía que ellos tenían que transmitirle tranquilidad a los jugadores, pero él era un simple estudiante de kinesiologia que amaba a su país, y el fútbol, y que la estaba pasando muy mal. Escuchó las voces de a poco llenando el vestuario, la voz de su padre era la más alta. Scaloni daba indicaciones y también puteaba muchísimo; Paulo se rió un poco porque frente a Ian y Noah, sus hermanos menores, él jamás hablaba así y tampoco dejaba que Paulo lo haga. 

Después de salir del baño, cepillarse los dientes y vaciar el contenido de una botella de agua, Paulo estuvo de vuelta en la cancha. Ya en el banco de suplentes estaba parte del cuerpo técnico y algunos de los jugadores suplentes; Paulo buscó un asiento y cuando estuvo sentado cerró los ojos y empezó a inhalar y exhalar para controlar los nervios y la ansiedad que se apoderaban de él a medida que los minutos pasaban y que los jugadores iban ingresando de vuelta a la cancha. 

*

En el vestuario el ambiente era completamente diferente al que se respiraba una hora antes cuando terminó el primer tiempo. Los jugadores cantaban a los gritos y saltaban. Algunos ya se habían duchado y estaban solamente con la ropa interior puesta y otros todavía estaban tan eufóricos por la víctoria que ni siquiera se molestaron en quitarse los equipamientos llenos de cesped y tierra. 

La letra de Muchachos  se repetía una y otra vez mientras Paulo ayudaba a los médicos a guardar los insumos en sus respectivos bolsos para llevarlos de vuelta a la universidad. Paulo se colgó un bolso en el hombro y la mochila la sostuvo en la mano, ellos ya tenían que irse porque el colectivo ya estaba por salir, pero antes Paulo tenía que hacer algo. 

—Vayan ustedes, ya los alcanzo. Primero quiero ir al baño —dicho esto, Paulo empezó a caminar en dirección a los baños pero en vez de ir hacia los cúbiculos, se quedó de pie en la puerta de las duchas. 

Suerte para él, la primera persona que salió de las duchas fue la que Paulo estaba buscando. 

—Te espero esta noche en mi habitación —habló lo suficientemente alto para que solo Leandro escuchara, y Paulo no dejó que el futbolista respondiera porque se dió la vuelta y a paso rápido caminó hacia la salida. 

*

Paulo comenzaba a sospechar que Leandro no iba a ir esa noche. Ya había pasado más de una hora de su regreso del estadio; él ya se habia duchado y perfumado para responder lo dicho por Leandro el día anterior en su consultorio, pero al parecer Leandro no estaba interesado. Porque cansado no estaba, si no había jugado. 

Cuando Paulo estaba por darse por vencido y apagar la luz para dormir, escuchó tres golpes en la puerta. Sin querer, saltó de la cama y casi corriendo llegó a la puerta, tomó un respiro y la abrió. 

Leandro estaba de pie del otro lado, con la ropa que utilizaban para entrar y salir del estadio y con el bolsito abajo del brazo. Estaba hermoso, Paulo solo quería saltar sobre él y darle un beso pero mantuvo el control.

—Viniste.

—¿Por qué no iba a hacerlo? —Respondió Leandro. 

Paulo agarró el cuello de la remera contraria y atrajo a Leandro al interior de la habitación. 

—¿Estás bien? —interrogó Leandro ya dentro de la pieza. Dejó sus pertenencias en una de las camas y se sentó —. Estás como exaltado. 

Exaltado no era la palabra que Paulo usaría, pero no respondió e intentó calmarse. 

i wanna be your end game ⚽ paulo dybala & leandro paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora