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Una de las ventajas de haber crecido, de cierta forma, expuesto fue que con el correr de los años, Paulo aprendió a esconderse de la prensa. Por esa misma razón, durante los días posteriores a la caravana de los Campeones y el beso público con Leandro, nadie supo nada de él. 

Leandro, por otro lado, no pudo hacer lo mismo porque tenía familiares que visitar y también ir al club de barrio donde jugaba de chiquito. De todas formas, Paulo sabía que en el caso del bonaerense, todos lo seguían pero por ser Campeón del Mundo, no por estar saliendo con el hijo del director técnico. Y eso aliviaba un poco al cordobés. 

Durante esos cuatro días, Paulo no vió personalmente a su novio. Solo compartían mensajes y llamadas hasta altas horas de la madrugada; gracias a esas llamadas, Paulo conoció más a Leandro. Conoció sus gustos musicales, sus comidas favoritas y los nombres de los perros que tenía en Italia. 

Paulo extrañaba el contacto y los besos de Leandro, pero esos cuatro días separados, le ayudó mucho a pensar la respuesta que le daría el Primero de Enero, aunque ya no tenía mucho que pensar porque la respuesta continuaba siendo la misma que en Qatar. 

Leandro 🫀: estoy abajo, mi vida

Paulo leyó el mensaje y sonrió, después de cuatro días finalmente iba a ver a su novio. Y no solo eso, también iban a pasar noche buena juntos en una casa que alquiló Rodrigo De Paul en un barrio privado.

El cordobés terminó de ponerse perfume y agarró su mochila y también un buzo, porque a pesar de estar en verano, esa noche estaba fresquito. Cerró bien la puerta de su departamento, ya que probablemente iría a dormir en casa de Leandro, y bajó por el ascensor con una sonrisa en el rostro. 

Vió la camioneta de Leandro estacionada a media cuadra y casi corrió hasta ella. Paulo abrió la puerta del copiloto; entró y sobre se sentó en el asiento, acercó su cuerpo al de Leandro y dejó un beso sobre los labios contrarios. 

—Dios, te extrañé un montón —habló primero el cordobés y dejo reiterados besos en los labios y mentón de Leandro. 

Leandro no tardó en posar una mano en la cintura de Paulo y sonrió entre beso y beso. 

—Me hiciste mucha falta, gordito. Estos dos días no me despego de vos ni ahí —advirtió Leandro sin dejar de sonreír y dejó un último beso en los labios del cordobés. 

Paulo ignoró el hecho de que en dos días Leandro se iba de vuelta para Italia, porque no quería arruinarse la noche con pensamientos negativos. 

*

Paulo no conocia a casi nadie de los invitados, la mayoría eran los amigos de la infancia de Rodrigo y sus respectivas parejas. Ni siquiera estaba Tini para que él pudiera hablar, ya que Martina estaba en Uruguay con su familia. Leandro parecia conocer a todos y enseguida entabló conversación con todos; a Paulo lo presentó como mi novio, y Paulo se puso tan colorado que enseguida le agarró calor y aprovechó para ir a la cocina y se sirvió una copa de vino. 

En la cocina había unas cuantas bandejas con comida y desde el patio venía el olor a asado. Bueno, Paulo no conocia a nadie pero al menos iba a comer bien. 

Media hora más tarde, llegó Nico Tagliafico con Caro su novia y Paulo se sintió aliviado, porque se llevaba muy bien con ella y ahora tendría con quién hablar. Además, estaban próximos al casamiento de la pareja y con eso, tendrían un tema de conversación interesante. 

—¿Vas a mi casamiento, no? —Preguntó la rubia mientras estaban sentados, ya en la mesa, cenando.

—Si, obvio —contestó Paulo mientras cortaba un pedazo de carne en su plato —. Lea se va pasado mañana para Turín, pero yo voy sí. 

i wanna be your end game ⚽ paulo dybala & leandro paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora