7. Sonrisas falsas.

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Absalon:

El calor que desprendía su cuerpo me envolvió por completo, su pecho pegado al mío, mi mano en su cintura sentían una corriente recorrerme desde esos puntos, el aliento en mi cara y sus ojos grises, no estaba seguro de que color eran en realidad, porque al parecer cambiaban, veian directo a los mios, el aroma floral que desprendía su piel. Una sonrisa se dibujo en mis labios y sus ojos fueron directos allí, luego carraspeó, sus manos acariciaron mi pecho haciendo que una sensación agradable me embargará, sutilmente me empujó y puso distancia entre nosotros.

La calidez y la corriente electrica desaparecieron en el proceso, meti las manos en los bolsillos de mi pantalón y ella se cruzó de brazos tratando de protegerse, su cuerpo estaba rígido y sus mejillas tenían un leve sonrojo. Lutza Williams, cómo ella se había presentado, estaba frente a mí de nuevo, su cabello negro iba suelto en ondas que llegaban hasta debajo de sus caderas, el vestido negro con flores de colores hacia resaltar la palidez de su piel.

Tenía el ingenuo pensamiento de que no volvería a encontrarme con ella, aunque no estaba evitandola ciertamente, pero a la vida le gustaba burlarse en mi cara y la ponía frente a mí; poco a poco había recuperado los recuerdos de la fiesta de cumpleaños de Clary, estaba convencido que la chica del árbol y ella eran la misma persona, había investigado un poco con mi mejor amiga cuando la reconocí, aún así el olor a su perfume se me había impregnado y se me hacía conocido, era el mismo olor que soltaban las rosas después del rocío.

-Señorita Williams - la saludé -. ¿Se encuentra bien?

-Sí, estoy bien, Absalon Marchetti ¿Cierto? -pregunto desconcertada.

-El mismo - hice una reverencia-Qué gusto volver a verla.

Ella me dió una sonrisa que supe era falsa, la rigidez de sus mejías y que no se formarán arrugas en las esquinas de sus ojos me dijo que era algo que tenía muy ensayado. Lo sabía porque yo lo había practicado mil veces frente al espejo, cuando comencé a subir de fama se me hacía difícil lamberle el culo a artista más famoso y en total desagradables, René constantemente me reñia, aunque la persona no me agradaba debía fingir que si, porque eran conexiones necesarias para subir en la industria.

Por lo que en lugar de mandarlos a la mierda les sonreía y decía falsos elogios tintados de sarcasmo que no comprendían, muchas veces me tildaban de ser demasiado educado y no mostrar mis verdaderos sentimientos, o al menos al principio. Ahora yo decidía con quién reunirme y hacer colaboraciones, al menos con mi agenda de solista, con la banda era otro asunto, era una decisión conjunta y siempre debíamos obtener la aprobación de Callum.

Vi a los ojos de la señorita Williams, se miraban vacíos a pesar de ser hermosos como para demostrar tal desolación, quise preguntarle cuál era el abismo que la había orillado a saltar hacia la indiferencia, pero no estábamos en confianza para tales preguntas.

-Tambien es un gusto volver a encontrarlo- me volvió a sonreír falsamente y quise imaginarme como sería una de sus sonrisas genuinas.

Seguramente sus mejillas se sonrojarian, sus ojos brillarían y se transformarian en un cielo despejado, su sonrisa sería tan deslumbrante que no podría apartar mis ojos de ella tal cual hace un ladrón frente a una montaña de oro, sería un ladrón de sus sonrisas. Quise alzar la mano y rozar su mejilla con las puntas de los dedos, su piel tersa me daba la sensación de que era una sábana, suave y delicada.

¿Eso había sonado muy cursi?

-Si me disculpa debo retirarme- se excuso sin darme tiempo a responder.

-Espere- la detuve, era la segunda vez que la detenía de escapar desde que la conocía- ¿Esta acompañada?

Era una mera excusa de conversación para tener más tiempo frente a ella, de la nada el temor que volviera a desaparecer por años me llegó, sus ojos vacíos me recordaban a ese día bajo el árbol y aunque ya no estaban llorosos y no parecía que su mundo se derrumba, sus ojos vacíos me pedían a gritos que la ayudará, por lo tanto allí estaba yo impidiendo que saliera de mi vista y escapara de nuevo.

La Chica Del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora