Unos minutos después, con los sentidos abrumados por el aroma a café y a bollos recién hechos, Roier se sentó frente a Cellbit.
Aquella enorme figura que volvía más pequeña la silla, como de costumbre, y toda su atención estaba concentrada al cien por cien en él, a pesar del bullicio a su alrededor.
La mano de Roier temblaba un poco cuando se acercó el cremoso café a los labios. El imponente hombre frunció el ceño:
-Y bien, ¿por qué ha pasado esto? ¿Puedo hacer algo para ayudar?
Realmente quería ayudarlo, se dijo a si mismo Cellbit, sintiendo aumentar su deseo por estar con él.
La sensación había ido creciendo en su interior durante los días anteriores, en los que Roier lo había hecho casi todo solo, ayudando a otros sin pensárselo y olvidándose de sí mismo.
Cellbit se preguntó si la «persona favorita» que Roier había mencionado, aquel Pep o como quiera que se llamase, realmente le daba el apoyo que necesitaba. La idea de que él tuviera novio le hizo apretar la mandíbula: no le gustaría interponerse entre su novio y él.
-Estoy bien, de veras. Tan sólo tengo gripe, y últimamente no duermo muy bien -reconoció nervioso, y desvió la mirada rápidamente.
Cellbit observó su taza y volvió a clavar su mirada en aquellos espléndidos ojos
marrones brillantes.-No me creo que ésa sea la única razón por la que estás alterado. ¿Qué es lo que te preocupa, Roier? Si es algo relacionado con el trabajo, posiblemente soy la mejor persona con la que podrías hablar. La gente que trabaja para mí es la verdadera capital de la empresa, me preocupo por que esté bien.
Dicho así, su explicación sonaba más que razonable, seductora incluso... Pero
Roier sabía que no podía confiar en Cellbit.Además de tener siempre presente que él era el dueño y uno de los socios fundadores de la empresa para la que trabajaba, también recordaba que Cellbit menospreciaba cualquier tipo de debilidad. Y, si llegaba el caso, ¿por qué un hombre como él se molestaría en fijarse en un simple secretario como él?
Ya había tenido una experiencia humillante con Natalan, y sabía que las grandes diferencias de dinero y de estatus podían ser un problema en una relación; no deseaba volver a pasar por un rechazo como aquél.
-Creí que no le gustaba que los problemas personales afectaran al trabajo, señor Souza.
-¡Cellbit! -respondió irritado, sintiendo remordimientos a continuación porque él lo había provocado desde el principio llamándolo «señor De Luque».
¿Lo había hecho inconscientemente, para poner una barrera entre Roier y él?, ¿para mantener su relación dentro de lo estrictamente profesional, y así combatir la poderosa atracción que lo recorría entero cada vez que lo miraba?
Tenía por norma no liarse con personas del trabajo; por experiencia, sabía que aquel tipo de relaciones solían ser problemáticas.
-No tienes uma buena opinión de mí, ¿verdad? -añadió.
-Supongo que hace lo que tiene que hacer. Yo no tengo por qué opinar.
Encogiéndose de hombros, Roier se refugió tras la taza de café.
-Crees que no me preocupo por la gente que trabaja para mí, ¿no es así?
Roier enrojeció:
-Yo no he dicho eso.-Pero crees que no soy comprensivo, ¿me equivoco?
Sintiendo que se estaba metiendo en terreno peligroso, Roier deseó que
aquella conversación no hubiera empezado nunca:
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En la cama con su jefe - Guapoduo
FanfictionSu jefe lo quería en su cama. Cuando Cellbit Souza encontró a Roier De Luque durmiendo en la oficina se puso furioso, convencido de que su empleado había estado de fiesta toda la noche. Él no sabía que Roier era un padre soltero que había estado to...