CAPITULO 6 PERSPECTIVAS DIFERENTES

32 19 1
                                    

James Hamilton

Me dirigía hacia el hospital, donde se encontraba Amelia.

Al parecer ya sea había difundido que mi hija había despertado, aun que trate de evitarlo estas dos últimas semanas, me inquietaba que fueran personas no deseadas a visitarla, es por eso que le ordene a Winslow, que tenía que restringir las visitas estos días, pero debía imaginar que cuando Marie y su sobrina se juntan nada las para, sin duda mi Amelia es igual que su madre, siempre queriendo imponer su voluntad.

— Señor, Winslow desea hablar con usted, dice que es importante le transferiré la llamada. — comento, mi mano derecha el señor Francis.

El ha estado desde siempre conmigo, después de que tome la presidencia en la empresa Hamilton a mis 20 años.

El también tomo el lugar de su padre el cual era también mano derecha del mío, eramos tan jóvenes en aquellos tiempos.

—Que sucedió, Winslow. — Le digo de manera neutral.

—Tiene que ver con Jacob Anderson.

Aprieto mis manos hasta que los nudillos se vuelven blancos.

Sin duda, unos de mis mas grandes errores fue permitir que ese idiota se emparentara con mi hija.

— Al parecer ayer en la noche, la señorita Amelia se encontró fuera de su puerta, una nota del sujeto algo subida de tono, prácticamente la amenazo.

—Y como es que ese idiota pudo si quiera entrar al hospital. — Le digo molesto.

—Señor, según tengo entendido borraron los registros de las cámaras de vigilancia, y yo recibí un mensaje de usted, me pidio saliera unos minutos del hospital ya que me diría algo importante, para cuando Sali no había nadie y espere 5 minutos después de eso entre, y vi que Amelia iba a toda velocidad al estacionamiento, pero no había nadie con ella cuando la encontré, al contrario ella se veía muy confundida.

—Definitivamente no era yo el que te mando eso. Manda el número que te mando mensaje al centro de investigación.
— Suspire algo pesado por la situación. — Y ¿Que decía la nota? ¿tenía algo más con ella?

—Básicamente, la amenazaban con la vida de las personas que ama y que no estuviera con ningún hombre o los asesinaría, por último firmo la carta con el seudónimo de "esposo", Y también venia con una rosa roja.

—Una Rosa. Roja. sin duda el hombre se volvió loco, en unas horas irán unos oficiales para que Amelia pueda dar su declaración de lo que paso, asegúrate de estar con ella, y también si te preguntan que vuelvas a testificar hazlo, quizá no llegue a tiempo ya que hay mucho tráfico.

—Si señor, otra cosa... la señora Marie está aquí, ya sé que dijo que tenían prohibido el paso, más hoy, pero no pude hacer mucho y más con la señorita Amelia, que se volvió a poner como fiera cuando no la deje pasar.

—Descuida, después te acostumbraras a su impertinencia, seria todo te mando mensaje cuando llegue.

—Descuida, después te acostumbraras a su impertinencia, seria todo te mando mensaje cuando llegue

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Herencia Hamilton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora