⛪⛪AETHER X BÁRBARA⛪⛪

387 19 2
                                    

En Mondstadt, la ciudad de la libertad, Barbara, la diaconisa de la Iglesia de Favonius, llevaba a cabo sus deberes con dedicación. Su imagen angelical y su voz melodiosa la habían convertido también en una famosa idol, apreciada por los habitantes de Mondstadt. Un día, mientras atendía a los aventureros heridos en la capilla, llegó un joven rubio, gravemente herido).

Barbara (preocupada): ¡Oh, Arconte! ¿Qué te ha sucedido? Deberías descansar. Dejaré todo listo para curarte.

El joven rubio, apenas consciente, miró a Barbara con ojos entrecerrados, reconociendo la compasión en su rostro.

Aether (débil): Gracias... eres un ángel, ¿verdad?

Barbara (sonrojada): Oh, no soy un ángel, solo hago lo que puedo para ayudar. Pero, ¿cómo te llamas?

Aether (sonriendo débilmente): Soy Aether. Un viajero de otro mundo.

Barbara (asombrada): ¡Un viajero de otro mundo! Debes tener historias fascinantes. Pero primero, permíteme curarte.

Mientras Barbara aplicaba sus habilidades curativas, Aether miraba con admiración sus ojos compasivos. Sin darse cuenta, la conexión entre ellos comenzaba a florecer en medio de la capilla iluminada por velas.

Aether (mirando a Barbara): Gracias, Barbara. Me siento mejor.

Barbara (sonriendo): No hay de qué, Aether. Estoy aquí para ayudar. Pero debes contarme cómo llegaste a esta situación.

Aether, con una mezcla de tristeza y determinación, compartió su historia con Barbara. Ella escuchaba atentamente, sintiendo la conexión especial entre ellos fortalecerse con cada palabra.

Barbara (tocando el hombro de Aether): No estás solo, Aether. Puedes quedarte aquí hasta que te recuperes por completo. Y... tal vez después podamos hablar más.

Los días pasaron, y la relación entre Aether y Barbara creció. Él compartía sus experiencias de viaje, mientras ella le mostraba los encantos de Mondstadt. Juntos, visitaron las torres de viento y disfrutaron de las vistas panorámicas de la ciudad.

Un día, mientras contemplaban la puesta de sol desde el mirador, Aether tomó la mano de Barbara.

Aether (mirando a Barbara): Gracias por cuidar de mí, Barbara. Me has dado un hogar cuando más lo necesitaba.

Barbara (sonrojada): No tienes que agradecer, Aether. Estoy feliz de tenerte aquí.

Con el paso del tiempo, la relación entre Aether y Barbara se profundizó. Los aventureros en Mondstadt comenzaron a notar la conexión especial que compartían, y las historias de su amistad resonaron en toda la ciudad.

Aether (mirando a Barbara): Barbara, gracias por todo. No puedo expresar cuánto significas para mí.

Barbara (sonriendo): Aether, eres una luz en mi vida también. Pero, ¿qué hay de tu viaje? ¿No tienes que seguir adelante?

Aether (serio): Mondstadt se siente como un hogar ahora, gracias a ti. Pero mi deber como viajero es explorar y encontrar a mi hermana. Sin embargo, no quiero dejarte.

Barbara (con ternura): Comprendo, Aether. Si alguna vez necesitas regresar, estaré aquí esperándote.

Aether, luchando con sus propios sentimientos, decidió continuar su viaje, pero cada paso lo alejaba más de Barbara, generando un vacío en ambos corazones.

Mientras exploraba nuevas tierras, Aether se encontró enfrentando desafíos y peligros, pero su mente siempre volvía a Mondstadt y a la diaconisa que lo había cuidado y amado de manera única.

ONE SHOTS GI - Edición  Yandere GENSHIN IMPACTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora