𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 - 𝐌É𝐗𝐈𝐂𝐎 🌮

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⸺YEJI⸺

— ¿Cómo los conoces? — Fue lo primero que preguntó Junkook apenas se sentó dentro del auto.

Me quedé en silencio sin querer hablar y menos mal que no hizo más preguntas.

Pronto llegamos al aeropuerto donde nos esperaban Eunwoo y Yuna. Su panza se ha hecho más grande y estoy superemocionada y feliz por ella.

Acaba de descubrir el sexo del bebé, es una niña. Y ahora no deja de hablar de cómo mi hijo y su hija se enamorarán y se casarán algún día. Y yo, aún no sé el sexo del mío, no se deja ver. Nos despedimos de ellos, de último momento hubo cambios de planes y volaríamos hacia México en el jet privado de Jungkook, pues iríamos a la boda de Jung Hoseok quien se iba a casar con una mexicana.

Jungkook ya no ha dicho una sola palabra desde ese incidente con Cavin y mejor; no estaba lista para contarle sobre esa parte todavía. Quizás más tarde, pero no ahora.

Yo misma necesitaba tiempo para aclarar qué carajo estaba pasando en mi vida y no necesito otro dolor de cabeza.

— Veamos cómo nos va en México. — Jungkook dijo después de un largo e incómodo silencio. Asentí.

—  Está bien. ¿Pero por qué tan de repente el cambio de planes? Pensé que su boda seria en Daegu.

Le pregunté con los ojos entrecerrados. Me miró con una expresión en blanco antes de rodearme con sus brazos y acercarme un poco más a él. Apoyé mi cabeza en su pecho y suspiré.

—  Aunque es jodidamente molesto, somos como hermanos. Aunque se folló a mi novia a mis espaldas, cuando estábamos en la universidad. Y respecto a la boda, será en México porque es su novia es de allá y la familia de ella así lo estipuló. — Él dijo.

Ah. No es de extrañar que siempre esté dispuesto a abalanzarse sobre Hoseok cada vez que se ven. Razonable.

— Y estaremos algo de tiempo allá, porque algunos ladrones irrumpieron en nuestra nueva casa de Jeju anoche. No te preocupes, los atrapamos, pero necesitan un poco de tiempo para renovar la casa y tomar medidas de seguridad.

— ¿Por qué no me lo dijiste ayer? — pregunté con el ceño fruncido. — ¡No tengo nada que ponerme para la boda!

Él se rio entre dientes antes de dar un ligero beso en mi ceño. 

— No tienes que preocuparte por eso, mi amor. Ya me he ocupado de eso.

Después ninguno de nosotros habló. Me quedé dormida.

Llegamos a Mazatlán, Sinaloa. Este país es completamente diferente a los que he visto en Asia. No puedo esperar para explorar la ciudad.

Pronto llegamos a una residencia que parecía un palacio fuertemente custodiado y Hoseok junto con un grupo de personas nos dieron la bienvenida.

Jungkook salió primero, luego me ayudó y caminamos hacia ellos con un brazo en mi espalda y el otro sosteniendo mi mano.

Hoseok fue el primero en dar un paso adelante con los brazos abiertos, abrazó a Jungkook y, como siempre, este último refunfuñó antes de alejarlo.

— ¿Qué tal el viaje? — Preguntó Hoseok, riendo. Pero antes de que Jungkook pudiera responder, una mujer asiática que parecía tener unos 50 años empujó a Hoseok a un lado y literalmente saltó a los brazos de Jungkook.

Hoseok dejó escapar un grito como un niño antes de girarse hacia mí y extender su mano y yo la tomé. —  Yeji, es un placer verte de nuevo. — Dijo antes de besar mi mano y yo me reí antes de asentir.

𝐌𝐘 𝐘𝐎𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora