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La luz de los ojos de Minho eras tú, sus hijas y sus gatos, más nada en el mundo y él solo quiere protegerlas para siempre, no quiere que nadie las toque ni las lastime. Minho estaba jugando a los videojuegos en la sala de estar con la menor de sus hijas, la mayor estaba cocinando contigo y la del medio había salido al cine con sus amigas. Todo iba normal hasta que su hija llegó con un chico alto, bonito y sofisticado a la casa, sus hermanas ya sabían, tú sabías y el único que no sabía era Minho.
La cara de Minho servía como un meme, obviamente su hija menor grabó todo con el teléfono y tomó miles de capturas a la cara de Minho, luego te las tenía que mandar si o si pero volviendo al tema, la cara de Minho se puso pálida, te miró cuestionándose quién era aquel chico y le dedicaste una sonrisa que le daba a entender que su hija ya tenía novio.
— Escúchame bien pequeño, si le haces algo, la tocas o se te ocurre prohibirle cosas hasta ahí vas a llegar, si algo de eso pasa yo iré a la cárcel pero me voy a encargar de desaparecerte poco a poco. —
Sus hijas lo miraron asombradas, corriste hasta donde estaba tu marido y lo golpeaste, tomaste las manos del novio de tu hija y le dijiste que no se preocupara, que solo son celos de padre y que es normal.
— Tranquilo suegro, tengo hermanas y le prometo que trataré a su hija como una princesa. — Sus palabras no lo convencían aún, todavía no podía aceptarlo y le pidió que se distanciara de su hija, obviamente lo dejó comer dentro de la casa pero LEJOS DE SU HIJA.
— Amor, Eunji ya es bastante grande y debes aceptar de que no siempre serás el único hombre al que ella va a querer, ella también tiene derecho a tener novio. — Miró disimuladamente a su hija mientras jugaba con su novio a los videojuegos en la sala, te estaba ayudando a limpiar la cocina pero obvio, le estaba tirando un ojo a su hija.
Escuchó como si alguien hablara con voz de bebé, cuando miró bien ¡era el novio de su hija acariciando a Dori! Obviamente ese chico ya era bienvenido en la familia, al parecer ya le cayó bien a sus hijos gatunos y para él eso es más que bien.
— Uhhh, ¿de verdad tienes dos gatos? ¡Oh pero que lindos son! Deberíamos salir en familia y llevar a los gatos, después de todos somos familia ya. — Tus hijas y tú los miraron confundidas, hace un rato Minho estaba amenazando al pobre chico y ahora hasta lo invitaba a salir, que raro que es.
— ¿Que miran? ¿Ahora no puedo hablar con mi yerno? Vámonos afuera, no podemos tener privacidad aquí con estas mujeres tóxicas. —
