𖹭 . 𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈: 𝖻𝗋𝖾𝖺𝗄𝖿𝖺𝗌𝗍

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Un jodido rayo de sol fue lo que terminó de despertarlo por la mañana.

Pero lo que realmente logró que abriera los ojos y se espabilara totalmente, fue el olor a café.

Se sentó en su cama, tratando de recuperar sus cinco sentidos, y luego se levantó.

Pasó rápidamente frente a su espejo, esperando no lucir tan mal; simplemente se arregló unos cabellos rebeldes y un poco de saliva que tenía en la mejilla.

Salió de su habitación y bajó las escaleras, dejando que el olor a café lo guiara.

Y cuando llegó a la cocina, lo vió.

De espaldas, aún en su pijama, preparando dos platos de desayuno y la mesa ya medio puesta, con dos tazas de café.

Tenía que ser un sueño, pero esta vez, uno bastante bueno, del que quizá no quería ni tenía intenciones de despertar.

La última persona que le hizo su desayuno, fue su madre, hace ya varios años.

Jake se dió la vuelta, y a pesar de que se asustó un poco por la aparición, le regaló una sonrisa.

Una hermosa jodida sonrisa.

—Buenos días, Sunghoon —sus mueca le adornaba los bonitos labios que tenía.

Y que Sunghoon había notado.

—Buen día —respondió aún con su voz un poco ronca.

—¿Dormiste bien?

—Yo tendría que preguntarte eso —elevó una de sus cejas, apoyándose en el umbral de la puerta. —Pero sí, con tu cabeza en mi espalda.

Sunghoon rascó su nuca con nerviosismo. —Hice el desayuno, como disculpa por eso y por invadir tu habitación. Iba a llevártelo a tu cuarto, pero despertaste antes de lo que esperé.

—No tenías que- ¿Esos son hotcakes? —se acercó rápidamente cuando lo vió colocar algo en un plato.

—Sí —asintió. —Son de mis desayunos favoritos y creí que podían gustarte también.

No quería voltear a verlo, porque estaba seguro de que también tendría un brillo en sus ojos.

También era su desayuno favorito.

No, no.

¿Por qué se sentía así? ¿Qué le estaba pasando? ¿Era una coincidencia? ¿Casualidad? ¿Embrujo? ¿Trivago?

Era sólo un desayuno, y ya se estaba muriendo.

No podía ser así. No podía caer sólo por la falta de atención que tenía ante la primera persona que entraba en su casa.

—Ah, ¿Comemos? —Jake trató de sacarlo de su trance, al ver que no hubo alguna respuesta.

—¿Qué? —negó. —Digo, sí, claro, ¿En qué te ayudo?

Jake sonrió por el leve despiste del chico, se vió bastante tierno, a quién iba a mentirle.

—Lleva este plato a la mesa —se lo entregó. —Ya el resto está ahí, yo voy detrás tuyo.

Sunghoon asintió, siguiendo lo que el mayor le decía.

Cuando llegaron a la mesa, colocaron sus platos, tomando asiento.

Jake había preparado algo sencillo; hotcakes adornado con fresa, y café.

Y además de sencillo, se veía bonito, se ve que sabía cocinar, quizá más que un desayuno, y parecía que lo hacía con delicadeza, que se viera agradable.

—Pruébalo, tú primero —propuso, pero sólo se ganó una mirada de desaprobación por parte del castaño. —Anda, prometo que no le puse nada que pueda hacerte daño.

Sunghoon relamió su labio, y cortó un trozo, llevándolo a su boca.

—Quizá —y ahí fue cuando lo bajó de nuevo, haciendo reír a Jake. —¡Son bromas, son bromas! Lo prometo, sólo te estoy molestando, Hoonie. No te haría daño.

Prosiguió con lo que estaba haciendo, comiendo el trozo.

Estaba rico, estaba muy rico.

Quizá podría dejarlo en su casa más tiempo, con tal de que le haga más desayunos así.

Pronto vió a Jake comer también, compartiendo de su desayuno con él.

—Háblame de ti —se apoyó de codos en la mesa, observándolo. —Quiero conocerte, Sunghoon.

El mismo tomó un sorbo de café, algo nervioso de que le pidiera algo así.

Nunca se acostumbró a hablar de sí mismo, tampoco compartir mucho de su vida privada y lo que consideraba que la gente podía saber de él, era escaso.

A excepción de Jungwon y Sunoo, claro.

Siempre fue de escuchar a los demás, ser del tipo observador, nada más.

Quizá por eso estaba solo...

—¿Seguro? —lo observó.

—Pienso escuchar cada palabra que digas, así que sí —asintió. —Totalmente seguro.

Suspiró. —Mm, me fuí de casa cuando tenía 17 para estudiar aquí, y si te soy sincero, sí, sí extraño a mamá, Sunie ha sido mi mejor amigo desde que tengo memoria, también está Jungwon, somos como un trío muy unido; estudio lo que me gusta, música y a la misma vez, busco un trabajo para poder pagar esta casa y quitarle a mamá esa carga. Nunca tuve alguna relación sentimental con nadie, ni con un chico, ni chica, ni nada, estoy solo desde que recuerdo, ¡Oh! Una vez, una chica se me acercó, me dijo todo lo que sentía por mí, pero no pude decirle mucho, y le dije que me gustaban los chicos, y aún. ¿Qué más? Estoy por cumplir 19 en unos meses, hablo dos idiomas, no me gusta la navidad y soy sagitario.

¿La parte graciosa? Que ni siquiera sabía por qué carajos le había dicho todo eso, cuando él apenas y conocía su nombre.

Pero a decir verdad, sintió una conexión con Jake, la noche anterior.

Podía sentir que no era alguien malo; de haber sido así, lo más probable es que ya estuviera en un basurero cortado en partes o alguna otra cosa.

Sentía que él era especial. Que Jake sería especial.

Por su parte, el pelinegro estaba inmuto, procesando tanta información mientras parpadeaba en repetidas ocasiones.

—Creo que fue mucho, lo s-

—No —sonrió, acariciando su mano. —Está bien, sólo que... hablas muy rápido, pero entendí y escuché todo.

Sunghoon lo observó.

Eso se sintió muy... Lindo, y extraño quizá.

Pero lo aceptaba, le gustaba que le pusieran ese tipo de atención, del que no provenía de personas que ya conocía.

Es diferente el tipo de atención que se tiene de amigos de toda la vida, y alguien que aparece de la nada.

Los primeros son cálidos, de confianza y amistad; el otro... Algo extraño, no sabía qué era, hasta que Jake llegó y prendió esa llama.

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──    𝖺 𝖼𝗁𝗋𝗂𝗌𝗍𝗆𝖺𝗌 𝗀𝗂𝖿𝗍   ୨୧   𝗷𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora