𖹭 . 𝗍𝗋𝖾𝗌: 𝗂𝗇𝗌𝗈𝗆𝗇𝗂𝖺 𝗇𝗂𝗀𝗁𝗍

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Luego de haber puesto el sofá-cama en la sala, Sunghoon bajaba por las escaleras con sábanas y dos almohadas para Jake.

No estaba muy seguro de cuántas usaba, pero esperaba que esas fueran suficientes para él.

Tuvo un momento donde estuvo solo, tiempo que usó para pensar mientras Jake tomaba una ducha.

Cayó en cuenta de que había estado siendo nada amable con él sin razón alguna.

Sí, se metió a su casa y casi se adueñó de ella, pero no era su culpa.

Sintió un mínimo pesar por ese pensamiento, pero se dió cuenta de la razón de su pequeño indiferencia hacia él.

Sentía que invadían su espacio.

Siempre era él nada más, en su casa principalmente, sólo era él y nadie más, por lo que ver a una persona más caminando por ahí, lo hacía sentir... extraño.

Era algo nuevo, algo a lo que quizá tendría que acostumbrarse por unos días.

Pero tampoco iba a decir que no le gustaba estar acompañado, saber que alguien rondaba por ahí, sentir que no estaba solo por un momento de su día, lo hacía sentir cálido.

La nevada no había parado aún, todavía caía bastante nieve; lo más seguro es que las calles estuvieran repletas de ella y hubiera pocas personas fuera de su casa.

Por no decir ninguna.

Algo muy en el fondo esperaba que Jake trajera ropa caliente para que no pasara frío.

Cuando llegó hasta la sala, lo vió acomodar su ropa en la mochila que traía, y sacaba su cargador de celular.

-¿Crees que vas a necesitar más sábanas, almohadas? -habló dejando las cosas en el colchón.

-No, con esas está bien -sonrió, dirigiendo su vista a él. -Y gracias, Hoon.

Una pequeña sonrisa se asomó entre sus belfos, siendo suave, apenas notable. -Si necesitas algo, dime, ¿Si?

Jake asintió. -Sí, gracias.

Se dió la vuelta para subir a su habitación y poder dormir, hasta que escuchó la voz de Jake nuevamente.

-Buenas noches, Sunghoon -lo vió sonreír.

Él hizo lo mismo. -Buenas noches, Jake.

[☆]

Durante la noche, no podía pegar un ojo.

Estaba teniendo un pleno episodio de insomnio; nada fuera de lo común.

Ni siquiera iba a tocar su teléfono porque sabía que si lo hacía, se quedaría con él y lo menos que haría sería dormir.

Estaba acostado, de lado hacia la ventana, donde ya veía caer pocos copitos de nieve, algo digno de una pintura.

Estaba haciendo algo de frío, y eso que antes de subir a su cuarto, se aseguró de que la temperatura del aire acondicionado fuera ambiente, pero estaba bastante frío.

Y entonces recordó: Jake. ¿Tendría frío? ¿Estaría bien acobijado? ¿Estaría cómodo en el sofá-cama?

La última era de más, ¿Quién duerme cómodamente en un sofá-cama? Algunas personas, sí, él no, pero no sabía si el pelinegro lo estaba.

Entonces se quitó la cobija de encima y se levantó, dejando que sus medias de piña tocaran el frío suelo.

Rodeó su cama matrimonial llegando a la puerta. El picaporte estaba frío a su tacto.

Trató de ser lo más silencioso posible dada la calma que se plasmaba en su hogar.

A veces odiaba que el único control de la calefacción estuviera en la sala, donde Jake estaba dormido.

Bajó las escaleras agarrándose de la baranda, tratando de no hacer ruido con sus talones al tocar los escalones.

Cuando se asomó por el umbral en la sala, vió al pelinegro con los ojos cerrados, una mano en su cabeza y la otra en su pecho, con la cobija a la altura de su tórax.

Seguro estaba lo suficientemente dormido para no darse cuenta del frío que hacía.

Caminó hasta el control de la calefacción de puntitas, y lo movió, de tal manera que el aire que estuviera en la casa se calentara y no lo hiciera morir congelado.

Sonrió satisfecho cuando pudo sentir un poco más cálido el ambiente.

Se dirigió hasta las escaleras del mismo modo y por el mismo lugar, hasta que hizo un cruce a la cocina.

En silencio, agarró una taza y tomó un poco de agua, llevándosela con él hasta su habitación de nuevo.

Nuevamente trató de que sus talones fueran silenciosos hasta que llegase a su cuarto, cuidando también que no se le cayera en el transcurso.

Cerró la puerta, dejó el vaso en su mesa de noche y se metió en las cobijas.

Se quedó en su cama, sin poder pegar un sólo ojo; sólo fueron dos segundos cuando escuchó que tocaron su puerta.

¿Quién más podía ser?

Según él había sido silencioso, y lo vió profundamente dormido, ¿Para qué le llamaba a la puerta?

Se levantó arrastrando sus pies y abrió.

Traía una almohada y la cobija que le había prestado en sus brazos.

-¿Puedo dormir contigo? -preguntó sin más.

-Te dije que-

-Sé lo que dijiste, pero en serio no puedo dormir y tengo mucho frío -suspiró, listo para darse la vuelta. -Olvíd-

-Bien.

Últimamente no sabía por qué carajos hablaba sin pensar lo que decía dos veces.

A pesar de la oscuridad que adornaba su habitación, estaba seguro de que vió la gentil sonrisa de Jake en sus labios.

Y se dió cuenta de lo lindos que eran.

Borró esas ideas cuando lo vió pasar a su lado, quedando de pie frente a su cama.

-Yo duermo del lado derecho -señaló.

-Oh no, yo duermo de ese lado.

-Si me dejas dormir del lado izquierdo voy a abrazarte lo que resta de la noche.

Lo observó un momento, era una oferta... buena, pues si algo notó, es que tenía unos brazos trabajados.

Pero no, él no caería así tan fácil, no.

-Sabes, creo que dormir una noche del lado izquierdo no sería tan malo -se acercó moviendo sus almohadas hasta ese lugar.

Se acostó, dándole la espalda al muchacho.

Lo sintió meterse en la cama, pero no esperó sentir su cabeza en su espalda.

-¿Qué estás haciendo? -susurró aún sin voltearse. -La cama es lo suficientemente grande para que invadas mi espacio.

-Estoy buscando calor -contestó desde el mismo sitio. -Te dije que tengo frío.

Suspiró antes de renegar.

Habían dos puntos a favor, y uno en contra.

El primero, es que él también tenía frío; el segundo era que le gustaba ese tacto.

Y el único punto en contra, era que su corazón comenzó a correr más rápido cuando sintió aquel toque.

Sólo esperaba que Jake no lo escuchara.



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──    𝖺 𝖼𝗁𝗋𝗂𝗌𝗍𝗆𝖺𝗌 𝗀𝗂𝖿𝗍   ୨୧   𝗷𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora