𖹭 . 𝖼𝗂𝗇𝖼𝗈: 𝗐𝖾𝖺𝗏𝖾

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Jake había salido a traer ropa a su casa, que según él, no tardaría demasiado.

Llevaba una hora y media esperando en la sala de su casa por él, teniendo todo tipo de pensamientos.

¿Si estaba bien? ¿Si le había pasado algo? ¿Habría tenido algún accidente de vuelta? ¿Se habría arrepentido de haberse quedado en su casa?

Esas y muchas otras preguntas que no tenían respuesta aún.

Y entonces se levantó del sofá; no podía ser que se estaba pasando el rato pensando en él, no y no.

Caminó hasta su habitación, subiendo lentamente las escaleras mientras trataba de borrar malos pensamientos.

En su habitación, abrió el armario y una caja que se encontraba encima de toda la ropa, apenas visible, pero que sólo él sabía que había allí.

La colocó en su cama, y sacó algunas de las cosas que estaban dentro.

Para Sunghoon no había mejor manera de despejar su mente que tejiendo.

Dejó afuera las lanas de amigurumi marrón claro, blanco y rosa que había comprado hace unos días, y la aguja de crochet.

Guardó nuevamente el resto dentro de la caja, y la volvió a dejar donde estaba, dirigiéndose nuevamente hasta la sala.

Tomó asiento, y tomó entre los dedos una de sus manos, la lana marrón y en la otra, la aguja, y comenzó a tejer.

Esperaba que con eso pudiera llegar a despejarse y no pensar en Jake.

Esperaba.

Mientras tanto, en el departamento de Jake, todo estaba de cabeza cuando llegó.

No debió prestarle el lugar a Heeseung para la fiesta que dió con WooYoung y YeonJun. Nueva nota mental.

Habían varias sábanas sucias, ropa también y algunos platos sucios que él dejó cuando salió de su casa para ir a la de Sunghoon.

No podía irse y dejar todo así; sólo esperaba que el castaño no le estuviera esperando todavía, cosa que dudaba, pero era una posibilidad, aunque ya sólo le faltaba buscar su ropa.

Porque a decir verdad, no quería desperdiciar mucho tiempo, ya que quería pasar más rato con él.

Y no dudó ni un segundo cuando en vez de su mochila, tomó la maleta de viaje que tenía, la mediana, ya que no quería asustar al chico al verlo llegar con una maleta grande.

Introdujo todo lo necesario: sus adoradas camisas holgadas, hoodies, varias hoodies, su iPod y otras cosas.

Se sentó en ella para cerrarla mejor, y luego tomó su teléfono para llamar un taxi y poder llegar a la casa de Sunghoon.

[☆]

El castaño ya llevaba varias pilas de puntos; no sabía que estaba haciendo, y lo peor es que no le sirvió para dejar de pensar en Jake.

Parece que suena desesperado, pero le gustaba la compañía de Jake, tenía que admitirlo.

Era cálido, acogedor y hasta le daba un poco más de vida a su hogar el hecho de que dos personas se albergaban ahí y compartían tiempo juntos.

Involuntariamente sonrió con ese pensamiento.

Escuchó que tocaron a su puerta, y rápidamente guardó las cosas que tenía en manos.

Nadie sabía que él tejía, y no quería que se enteraran tampoco.

Cuando tocó la manilla de la puerta, sintió su corazón correr, pero se desató cuando del otro lado, Jake le saludó sonriente, y él le respondió de la misma forma; con una boba sonrisa.

Algo dentro de él sintió paz al verlo completo, sin un solo rasguño.

—Pensé que te arrepentirías y te quedarías en tu casa —bromeó.

—Eso quisieras, Park —entró a la casa.

No, definitivamente no.

Tras cerrar la puerta, notó que arrastraba una maleta de tamaño medio; y se asombró por ello, no sabía que iba a quedarse tanto.

—¿Pasatiempo? —y se quedó estático, al ver que sostenía la aguja que anteriormente estaba usando. —Estaba en la mesita.

Ya no había marcha atrás, ya fue.

—No —se volvió cabizbajo. —Lo hago cuando estoy estresado y quiero despejarme.

El pelinegro asintió, captando la información, siendo recibida con ternura.

—Pero no le digas a nadie, por favor.

—¿Por qué no? —frunció el ceño y dejó la aguja nuevamente donde estaba. —No es algo malo, ni mucho menos ilegal.

—Lo sé, pero no quiero que sepan que tejo, ¿bien?

—Descuida —sonrió. —Es nuestro secreto.

Entonces algo se enterneció en el interior de Sunghoon, eso fue bonito.

Después sólo lo vió alejarse, subiendo las escaleras para dejar su maleta en el cuarto.

Y sí, Sunghoon había cedido a que durmiera en su cuarto; después de todo, no había pasado una mala noche.

Además, su cama era lo suficientemente grande para él solo, algo de compañía a la hora de dormir no le hacía daño a nadie, mucho menos a él.

Comenzó a tomar las filas de diferentes puntos que había hecho antes de que el castaño llegara, y las llevó a su cuarto.

A pesar de que ya sabía que tejía, no quería que supiera dónde guardaba sus materiales.

Llegó a su cuarto y esperó a que el mayor saliera de su habitación, pero no parecía tener intenciones de hacerlo.

—¿Tienes hambre? —preguntó de la nada, viéndolo sentado en la cama. —¿Quieres ir por bocadillos?

Perfecta oportunidad para sacarlo de la habitación. —Sí, sólo, voy a cambiarme y nos vamos, ¿De acuerdo?

—Bien, te espero abajo —dijo ya saliendo del cuarto, escuchando los pasos en la escalera.

Como Flash, guardó todo en la caja que tenía en el armario, y la dejó nuevamente en el lugar, donde nadie pudiese verla.

Y aún más rápido buscó algo de ropa para poder salir a comprar con Jake.

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──    𝖺 𝖼𝗁𝗋𝗂𝗌𝗍𝗆𝖺𝗌 𝗀𝗂𝖿𝗍   ୨୧   𝗷𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora