𖹭 . 𝗇𝗎𝖾𝗏𝖾: 𝗁𝖺𝗉𝗉𝗒 𝗇𝖾𝗐 𝗒𝖾𝖺𝗋

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Jake estaba solo en casa, Sunghoon había salido a comprar algunas cosas que hacían falta para la cena que tendrían esa noche, año nuevo.

Mientras terminaba de cortar algunas zanahorias, en su mente procesaba cómo llegar a contarle a Sunghoon que haber sido su regalo no fue una coincidencia sino algo planeado.

Para entrar en el contexto; el pelinegro ya sabía de la existencia del castaño, sabía quién era, para no hacerlo tan largo: Sunghoon era el crush "imposible" (que ahora no parecía tanto) de Jake.

¿Cómo sucedió todo?

Bueno, cuando Ni-ki y Sunoo comenzaron a salir, obviamente el mayor estaba emocionado por ello, y le contó a su mejor amigo Jake sobre el chico que hacía que en su estómago hubiesen mariposas, entonces le mostró una foto de él con sus amigos, y ahí fue cuando vió a Sunghoon por primera vez.

Luego lo topó en el centro comercial, ese donde fueron por un café, justamente en la tienda de su amigo Heeseung.

Él compró un disco, y Jake no desaprovechó en pedir su nombre con la factura.

Luego, un fin de semana, cuando salía de su clase de danza y se dirigía a su departamento lo vió entrar a un local de guitarras con un chico de pecas.

Su abstinencia de preguntarle a Ni-ki sobre él y todo lo referente no dió más, y bueno, ahí se encontraba ahora, en la cocina de la casa del chico, cortando zanahorias para tener una cena de año nuevo con él.

Vaya historia.

Ahora debía de encontrar la manera de contarle al menor sin que éste saliera corriendo de él.

—¡Estoy en casa! —se asustó ya que ni siquiera escuchó el abrir y cerrar de la puerta por estar sumergido en sus pensamientos, y por ello, se cortó uno de los dedos.

—¡Mierda! —lanzó al aire al ver que la sangre comenzaba a salir, desviando sus ojos al techo, suspirando.

Sunghoon no dudó en correr para auxiliarlo, dejando lo que había comprado en la mesa.

Cuando llegó a su lado, le ayudó a meter el dedo debajo del agua, dándole presión para detener un poco el sangrado.

—Tranquilo, ya —trató de calmarlo por las groserías que decía, producto del ardor. —Voy por una curita —cerró la llave. —Quédate aquí, ponle presión, ¿Sí?

¡Por qué tenía que ser tan atento y lindo, Dios!

Obvio él no desobedeció lo que el menor le indicó, y no pasó ni el minuto cuando el chico se acercaba a él y le secaba la herida con algo de algodón, haciéndolo con sumo cuidado y concentración para no lastimarlo.

Jake simplemente lo observaba ayudarle con la herida que, sin querer, se había hecho.

Se veía tan lindo concentrado en una cosita tan pequeña (porque ni siquiera era profunda), y la manera en que trataba de no lastimarle, lo suave que era, y el cuidado que tuvo hasta cuando le puso la curita.

—¿Mejor? —lo observó, con esos ojitos preocupados.

—Sí —sonrió. —Y todo gracias ti.

—Perdón por asustarte —puchereó.

—No tienes por qué disculparte, yo estaba pensado en otra cosa y fui descuidado —acarició su mejilla. —Descuida.

Sunghoon se dirigió a botar el algodón y la basura de la bendita, para evitar que viera el sonrojo que adornó sus mejillas. —Yo termino de cortar esto mejor, tú ve a sentarte.

—No pienso dejar que hagas todo tú solo —se cruzó de brazos. —Es una cortadita, no me volé todo el brazo.

—Pero-

──    𝖺 𝖼𝗁𝗋𝗂𝗌𝗍𝗆𝖺𝗌 𝗀𝗂𝖿𝗍   ୨୧   𝗷𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora