𖹭 . 𝗈𝖼𝗁𝗈: 𝗇𝖾𝗐 𝗒𝖾𝖺𝗋'𝗌 𝖾𝗏𝖾

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¡Está nevando! —del otro lado de la pantalla, en Australia, Jungwon se encontraba en plena videollamada con Sunghoon y Sunoo.

—Como si nunca habías visto nieve —rechistó el castaño.

Claramente sí, pero no recordaba mi última nevada desde que me fui de aquí.

Qué lindo, hyung —Sunoo había acomodado el teléfono en un lado de su recámara, mientras desdoblaba su ropa, en Busan.

—¿Dónde está Jay hyung?

Oh, él está adentro, ayudando a su hermana a elegir su outfit, creo que va a salir con sus amigas —entró de nuevo a la casa. —Jungwon cariño, ¿puedes ayudarme aquí? —escucharon de parte de la madre de Jay. —Sí, por supuesto. Debo irme chicos, les hablo luego, ¡Adiós!

¡Adiós! —el peliblanco se sentó en la cama. —Me alegro que Jungwon haya podido ir a Australia, ¿Te acuerdas cuánto lloró la última vez que vino de regreso?

—Dios, sí —puchereó. —Pasamos toda la noche despiertos esa vez, tratando de tranquilizarlo.

Sí, ojalá esta vez no sea así, aunque ahora tiene a Jay hyung —elevó sus hombros. —Quien sabe, capaz él pasó por lo mismo, seguro sabe cómo es.

—Es lo más probable —sintió que alguien se sentó a su lado; nadie más que Jake por supuesto.

El mismo le sonrió, y le acercó una taza. Es gracioso que se diera cuenta cuánto amor le tenía al chocolate caliente.

¿Qué sucede, hyung? —el menor frunció el ceño.

—No, nada —no dejó de verlo, mientras tomaba la taza. —Gracias, Jakey.

Uyy —molestó Sunoo. —Yo mejor los dejo.

—No, no hace-

¡¿Qué?! ¿Cómo dijiste? —gritó para alguien más, según él, aunque Sunghoon sabía sus intenciones. —Sí, ya voy, mamá. Tengo que irme, hyung —habló apresurado. —Cuídate, te hablo más tarde.

—Pero- —ni siquiera le dejó terminar la frase.

—¿Eran tus amigos? —Jake tomó un sorbo.

—Sí —suspiró, dejando su teléfono. —Jungwon llegó hoy en la mañana a Australia, y Sunoo recién llegó a Busan.

Jake asintió. Notó aquel semblante serio que yacía en el rostro del menor, mientras esté soplaba el contenido caliente de la taza, y daba ligeros sorbos.

Conocía esa expresión.

Él también pasó algunas fechas especiales lejos de su familia, y entendía a Sunghoon cuando no pudo ir a Incheon a ver a la suya, estaba seguro de que la extrañaba.

—Recuerdo la primera vez que pasé un año nuevo lejos de mamá —dejó la taza en el posa vasos. —Lloré antes y después de la cuenta regresiva. Para ese entonces, aún no conocía a YeonJun ni a Heeseung; estaba solo.

Sunghoon simplemente lo observa hablar.

—Al día siguiente, mamá llamó, y me dijo que no importaba dónde estuviese, ella siempre estaba conmigo —sonrió por el recuerdo. —Y para mi es así, sé que a pesar de que vivo solo, ella me acompaña. Y no, no murió —rió porque sabía que Sunghoon estaba pensando en ello, por su expresión. —Te lo digo para que sepas que no estás solo, tienes a tus amigos, que sabes que a pesar de que están lejos, te acompañan aquí —tocó su pecho, justo en su corazón. —Los llevas ahí. Y yo también, quiero acompañarte.

El castaño estaba incrédulo; tenía que admitir que aquello fue tierno, fue muy lindo, y que sintió su corazón latir fuertemente por aquellas dulces palabras.

Y para desviar aquello, tomó la taza, y sorbió, listo para lo que iba a decir.

—Gracias —dijo sin observarlo. —Por haber aparecido —finalmente se acurrucó en un abrazo, en su pecho, que Jake correspondió.

[☆]

Ambos jóvenes se encontraban viendo una película, en la comodidad de la sala de la casa de Sunghoon, casi a la media noche.

Mañana sería año nuevo, no tenían nada planeado más que esperar a media noche y hacer ellos la cena, ya que serían los dos para ese momento.

Your name había pasado a segundo plano hace un rato, cuando Sunghoon se había acurrucado en el pecho del pelinegro, y éste le daba caricias en el cabello.

Ni siquiera sabían cómo habían llegado a eso, pero estaba seguro de que se sentía cómodo y en un lugar seguro.

Sunghoon tenía los ojos medio cerrados, por poco durmiéndose.

Dicen que cuando estás con una persona, y te da sueño, es porque esa persona te transmite tanta paz, que llega a ti las ganas de dormir; es eso, o es que consume toda tu energía.

Pero en este caso, Jake le transmitía paz a Sunghoon.

—Hoonie —le susurró el mayor al chico que estaba acurrucado en su pecho.

—¿Hmm? —respondió casi sin ganas.

—Debes ir a la cama —le habló suave. —Vamos a dormir.

—No —contestó aún desde su pecho. —No tengo sueño...

—Estás casi dormido en mi pecho, Hoonie —rió, Jake sintió el rebote mientras aún escucha el sonido de los latidos del corazón del mayor. —Ven, vamos.

A como pudo, se levantó y en sus brazos cargó al castaño, quién se aferró a él, para comenzar a caminar y subir por las escaleras con el cuidado de no caerse, y así, hasta llegar a la habitación del menor, y dejarlo en su cama.

Lo recostó, y le arropó, dándose la vuelta para dirigirse a la sala y apagar todo, y así, luego meterse a la cama con Sunghoon a dormir también.

Justo cuando se dió la vuelta, el otro que se encontraba acostado, lo tomó del brazo, haciendo que se voltee, buscando los ojos del contrario.

—No te vayas —pidió. —Por favor.

—Hoonie, solo voy a apagar la tele —suavemente se safaba del agarre. —No duraré ni dos minutos, ¿Está bien?

—No te tardes —lo soltó.

Con una sonrisa en los labios, el mayor abandonó el cuarto.

Le gustaba (más de lo que ya) ese Sunghoon adormilado que no sabía qué decía o hacía, y que estaba seguro que a la mañana siguiente no recordaría nada.

Pero él sí, él recordaría lo de esa noche.

Cuando volvió a subir, el menor ya estaba dormido. Así que aprovechó y buscó algo más cómodo para dormir, y luego cambiarse.

Una vez listo, se metió en las sábanas, y cerró los ojos, hasta que sintió al castaño voltearse y volver a acomodarse en su pecho, buscando calor.

Entonces él lo abrazó, lo rodeó con su brazo, dejándose llevar por el calor que ambos se daban en aquella fría noche, y por la tranquilidad del momento.

—Descansa, Jakey —lo escuchó decir suave.

Nuevamente la sonrisa decoró aquellos labios. —Buenas noches, Hoonie.

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──    𝖺 𝖼𝗁𝗋𝗂𝗌𝗍𝗆𝖺𝗌 𝗀𝗂𝖿𝗍   ୨୧   𝗷𝗮𝗸𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora