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Su madre colocó el pequeño par de velas, con las formas de los números uno y siete, sobre el pastel de cumpleaños. Y las encendió.

Jennie las miraba fijamente mientras Lisa y su mamá le cantaban animadamente la canción de feliz cumpleaños. Se preguntó si habría personas que se sintieran igual de incómodas durante esa canción. Ellos terminaron de cantar y ella seguía observando el par de velas. Su mamá esperaba ansiosa para tomarle una foto al soplarlas.

-¿Puedo preguntarte algo, Lisa? -la aludida frunció un poco el ceño.

-Claro, Jennie. Lo que quieras.

-¿Qué deseaste en tu cumpleaños?

Lisa desvió su mirada, con una tímida sonrisa, totalmente apenada por lo que estaba a punto de decir.

-"Deseo gustarle a Jennie"

Jennie la miró sorprendida. Y luego también ella bajó la mirada, con una bonita sonrisa.

Ambas se sintieron encandiladas por el flash de la cámara y alzaron la vista hacia Irene

-Lo siento, se me resbaló el dedo -mintió.

-Creo que no necesitaré mi deseo -dijo y sin más sopló ambas velas, siendo nuevamente capturada en una fotografía.

La sensación de que la diferencia de edad se hubiera acortado un año le agradaba a Louis.

Irene dejó la cámara sobre un mueble y le entregó a Jennie un obsequio.

Jennie abrió el envoltorio, encontrándose con un beanie de color gris, similar al que tenía antes.

-Te dije que te compraría otro.

-Gracias mamá.

Lisa tomó el beanie en sus manos y lo colocó en la cabeza de Jennie, jalando hacia abajo hasta cubrirle por completo los ojos.

-Oye -se quejó.

Lisa rió y alzó el beanie, dejándolo en el lugar dónde debía estar.

-Mucho mejor -dijo Lisa.

Ambas se quedaron viendo fijamente a los ojos por largo rato, pero la madre de Jennie se aclaró la garganta, haciendo que rompieran el contacto visual automáticamente.

-Cortaré unas rebanadas de torta y me iré a preparar la cena para esta noche, recuerda que vendrá toda la familia. Nos encantaría que nos acompañes a cenar, Lisa.

-Está bien -dijo algo insegura- sólo debo avisar a mí mamá para que no se preocupe.

-Puedes usar nuestro teléfono. Jennie, pueden subir a tu habitación a pasar el rato. Los llamaré cuando la comida esté lista.

Dicho esto, comieron unas porciones de pastel y brownies, mientras su mamá se encontraba en la cocina. Luego de una llamada a casa de los Manobal, Lisa tomó su mochila y ambos subieron las escaleras rumbo al cuarto de Lisa.

Una vez allí, Jennie colocó uno de sus tantos CDs de Queen para que el ambiente no fuera tan silencioso, en tanto la mayor se dedicaba a observar todo a su alrededor. Algo en particular llamó su atención. Había una mesita de noche a un lado de la cama de Jennie Había un vidrio por encima del mueble del mismo tamaño que este. Y entre la madera y el vidrio se encontraban todas las pequeñas notas que ella había escondido dentro de los CDs que Jennie compraba. Mordió su labio, conteniendo toda su felicidad y se acercó lentamente a Jennie.

Cuando estuvo frente a ella, la observó fijamente a los
ojos y muy lentamente posó sus dedos en el borde de
su sweater, levantándolo un poco. Jennie se estremeció
de sobremanera al sentir el roce de los dedos de Lisa
en su cintura. Pero no duró demasiado, porque al
instante Lisa comenzó a mover sus dedos, logrando
que Jennie soltara una estruendosa carcajada. La menor
comenzó a reír como nunca en su vida y le imploraba que se detuviera, al no tener éxito con su petición sólo pudo imitar su acción, tratando de devolverle tantas cosquillas como le fuera posible. La guerra de cosquillas duró un rato, hasta que sus estómagos comenzaron a doler debido a la risa. Terminaron tumbadas en la cama, exhaustas.

Cuando lograron normalizar su respiración, Lisa se levantó de la cama y se dirigió hacia mochila. Nuevamente buscó algo dentro de ella, cosa que escondió detrás de su espalda, y se sentó frente a Jennie sobre la cama.

-¡Feliz cumpleaños! -dijo tendiéndole un paquete.

Jennie observó un obsequio de forma cuadrada, no muy grande. Estaba envuelto en papel rojo y con un bonito lazo del mismo color. Se preguntó si Lisa lo habría hecho a propósito, recordando que ese era su color favorito. Sonrió feliz.

-¿Un CD? -preguntó divertida.

-Sí. Sé que es un regalo algo tonto. Pero no sabía que regalarte. Y me pareció que sería algo significativo, ya que así fue cómo nos conocimos -dijo algo apenada

-Me encanta mi regalo. Gracias -dijo y le dedicó una hermosa sonrisa.

-¿Vas a abrirlo?

Jennie bajó la vista avergonzada, recordando todo el tiempo que había pasado sin desenvolver los CDs que compraba.

-Sí.

La menor tomó suavemente la cinta adhesiva, despegándola, quitando cuidadosamente el papel que envolvía la pequeña caja de plástico. Lisa la observaba expectante y ansiosa  a Los ojos color marron de Jennie brillaron llenos de vida al ver lo que había dentro. Su corazón latía muy rápidamente. Miró embobada su regalo, hasta que finalmente lo apoyó con cuidado sobre la colcha y le dirigió su mirada.

-Y yo a ti, Lisa.

Jennie habló dulcemente, extendiendo su brazo hasta alcanzar la mejilla de Lisa. La mayor pudo sentir su tacto temblar sobre su piel, y colocó su propia mano sobre la de Jennie.

La menor se acercó de manera indecisa y tortuosamente lenta al rostro de Lisa. Sus respiraciones se encontraban debido a la cercanía y se observaron fijamente durante largo rato, con sus ojos cargados de felicidad, debido a las palabras del otro. Lisa cerró sus ojos pausadamente con sus labios entreabiertos. Jennie no pudo soportar esa imagen. Lisa se veía realmente hermosa y no se contuvo más. Lentamente cerró sus ojos y presionó sus labios sobre los de Lisa, en un tierno, largo y cálido beso. Como si hubieran sido hechos la una para la otra.

A un lado de ellos, sobre la cama, se encontraba el regalo de Jennie. El CD de aquella banda que contenía la canción que ellas habían cantado juntas. Pero eso no era lo más importante, sino la pequeña nota de papel que yacía a un lado de éste.

01/02/1995

"Te amo Jennie"

La Chica de los CD Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora