En manos de la directora (Chaelisa)

7.

POV Rosé.

¿Hablaba enserio? ¿Casarnos? Apenas nos toleramos y quiere que nos casemos, aunque algo que dijo es cierto, decepcionaría a Masón si sabe lo qué pasó con Lisa, además de que tener un hijo siempre había sido mi sueño, y un bebé de Lisa se que será hermoso solo que yo lo educare correctamente.

-Por eso nos casaremos, podemos divorciarnos cuando nuestros hijos cumplan la mayoría de edad, ya estarán grandes y entenderán que no podemos estar juntas sin amor.- Escuchaba las palabras de Lisa a lo lejos y quería entender si había escuchado bien, ¿Hablaba enserio de matrimonio y divorcio a la vez? No puedo evitar reír con una risa seca e incrédula.

-Eres un sueño hecho realidad Manobal, la propuesta que toda mujer quiere, matrimonio y divorcio a la vez, no quiero casarme contigo, y es verdad yo puedo tener a mi hijo sola.-La amenazo molesta.

-Rosé nos casaremos sabes que es lo que querrá Manson una vez se entere que esperas a mi hijo.-No podía debatir más, tenía razón, guardo silencio con resignación.

-Arreglare todo, para que la boda sea en una semana, deberíamos hablar con Park, hoy iremos a las dos de la tarde, tenía una comida con el, aprovecharemos para darle la noticia.- Lisa hablaba como si estuviera realizando una transacción más y desapareció.
Regreso a mi oficina a trabajar, el tiempo paso tan rápido que ni siquiera note que ya era de comer cuando sentí como mi estómago exigía alimento.

-Vamos Roseanne es hora de comer.- Su voz me sobresalta y escuchar su risa burlona.

-¡Sabes que odio que hagas eso Manobal!-Le digo tomando mi bolsa y saliendo de la oficina.

-Espera a tu prometida.- Se burla la ridícula.

-Deja de burlarte y apresúrate.- ya bastante malo era que los empleados me vieran como la amante del señor Park que obtuve este puesto, ahora que escucharan estamos comprometidos.
Inmersa en mis pensamientos no me doy cuenta cuando llego a casa de Masón.
-Por favor, no le digas del embarazo.

-Esta bien.- Lisa parecía pensarlo, pero se que cuando lo acepto no mentía.
-¿Has hablado con el?- Me pregunta Lisa apagando el automóvil.

-Por supuesto, pero no es tu asunto con quien hablo.- Le digo molesta, mientras caminábamos a la entrada de la mansión de Masón, donde ya nos esperaba en el comedor, con una sonrisa se pone de pie, desde que se había jubilado no nos habíamos visto, por inercia corro a el casi lanzándome a sus brazos que me recibe igual de feliz.

-Mi Rosie, ¿Como estas? ¿Como ha estado mi Ardillita?- Me pregunta Masón sin soltarnos.

-Bien Masón, ¿Y tu?

-He estado bien, descansando.- Masón estaba por continuar cuando es interrumpido.

-Es hermoso el reencuentro, y odio interrumpir.

-Pues no lo hagas.- Le respondo viéndola con amenaza, su sonrisa burlona me dice que no lo hará.

-Pero venimos a avisarte algo.-Me ignora Lisa.

-Toma asiento Lili, ¿Que me quieren anunciar?- Pregunta Masón señalando los asientos, Lisa me ofrece una silla y tengo que actuar frente a Masón, no quería que supiera el porque me casaba con Lisa no quería decepcionarlo.

-Bien, estos meses que he estado con Rosé, descubrí, todo lo que veías en ella, nos hemos estado conociendo y yo quería pedirte permiso, para casarme con ella.- Me sorprendió que le pidiera permiso a Masón, pero me sorprendió la caja que llevaba en el saco, era pequeña, negra y cuando la abrió se mostró un delicado pero hermoso anillo de compromiso con un buen diamante, Lisa solo se rio por lo bajo de mi mirada incrédula.
-Roseanne Park ¿Te casarías conmigo?- Me lanza la pregunta y quiero gritar que no, pero el rostro de Masón, en pensar en todo lo que pasaría cuando descubra lo de mi embarazo y que Lisa es la madre.

-Si, Lisa, si quiero.- Digo con una cara que se que demuestra terror y dolor, apenas logro decir esas palabras, quizás Masón no quiero a verlo, o no quería darse cuenta pero, estaba aterrada de hacer lo que haría en un mes, escucho la voz emocionada de mi antiguo jefe celebrando, y lisa hablando tan confiada.

-¿En cuanto tiempo será el gran día?

-Me gustaría en un mes.-Responde Lisa, ella y Masón hablaban mientras yo solo podía ver mis manos en mi regazó aceptando mi destino.