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LA MUERTE

Un millón de primaveras - Vicente Fernández

***

Wade llevaba la compra a su casa. Peter le esperaba ahí, ya las dos vivían prácticamente juntos en casa del mercenario. La mudanza indirecta oficialmente comenzó cuando Peter dejó su cepillo de dientes en casa del otro. Es por ello que poco a poco, realmente los dos ya eran compañeros, hasta Peter le ayudaba con el alquiler.

Wade entró a la casa, encontrándose con una escena poco habitual. Peter se supone que se quedó en casa haciendo la comida. Pero antes de abrir la puerta, no escuchó música. Tenía un mal presentimiento de algo, realmente Peter se la pasaba bailoteando por la cocina mientras hace la comida. Era imposible que el piso estuviera en tanto silencio.

Entró despacio, viendo que efectivamente, el chico no estaba en donde debe estar. 

Dejó las bolsas de la compra en el suelo y sacó su pistola de su cinturón para estar alerta. No escuchaba nada, estaba asustado y su corazón acelerado. ¿Dónde estaba Peter?

Entonces escuchó movimiento en su habitación, donde dormía con Peter. Escuchaba moverse las cosas y algunas caerse. Cuando entró vio el panorama.

Se encontró con su vieja amante, La Muerte, intentando silenciar a Peter. El cual estaba forcejeando con ella mientras la mujer lo asfixiaba.

- ¿¡Pero qué estás haciendo!?- gritó Wade al ver a su pareja intentando escapar de ella.

- ¡Wade! ¡Cariño! Me he encontrado a este crío dentro de tu casa mientras no estabas. Solo intentaba echarlo, pero se puso como un loco.- se excusó la mujer mientras seguía asfixiando a Peter.

- Wade... ayuda...- pedía Peter sin entender nada de lo que estaba pasando.

El mercenario, ni corto ni perezoso, se acercó y enseguida consiguió soltar al amigo araña de la Muerte. La mujer miró a Wade sorprendida por debajo de la capucha. Su esquelética cara lo miró sorprendido. 

- ¿Por qué lo sueltas? Me lo hubiera llevado conmigo y ya está, no te hubieras preocupado.

- ¿¡Estás loca!? ¡Casi lo matas, estúpida! ¡Ya te dije que no quiero nada más de ti!- gritó Wade a ella.

Peter, que estaba sentado en la cama, miraba con asombro como su novio se ponía furioso. Es verdad que Wade era propenso a gritar y a no controlar su tono de voz. Pero era una persona más bien "pacífica" y se tomaba las cosas con calma, a su manera. Casi nunca se enfadaba y menos de esa forma.

- Wade... solo quise ayudarte...- se excusó ella.

- ¡Me tienes harto! ¡Casi matas a mi pareja, loca! ¿¡Realmente crees que me ayudas!? ¡POr favor! ¡Sal de mí vida ya! ¡Ya no te quiero y solo me arruinas todo!

La Muerte miró a Wade, con una expresión entristecida, aunque no se notaba mucho. Claro, es un esqueleto. Pero se sintió dolida. Ella vio como Wade fue a ver a Peter comprobando si él estaba bien.

- Pero... ¿Cuándo tú me dejaste de querer?- preguntó atónita.

Wade suspiró y la miró sin despegarse de Peter.

- Desde hace mucho que te lo llevo diciendo. Como no me dejes en paz, realmente no quieras saber que voy a hacer. Así que, supérame ya.- advirtió Wade.

- No puedo Wade... 

- Pues inténtalo más insistentemente. Ánimo, ahora vete.

Pero antes de que acabara la frase, ella ya no estaba. Eso le hizo suspirar al mercenario, siempre hacía lo mismo. Se iba sin dejarle terminar, eso le daba a ella la oportunidad de seguir haciendo lo que quisiera.

- ¿Quién era, Wade?- preguntó Peter más tranquilo y levantándose para apoyar a su pareja.

- Una ex...- confesó Wade después de un suspiro.

- Realmente me esperaba algo más de ti, Wade... ¿Saliste con un esqueleto?

- Eran épocas oscuras Peter, no me lo recuerdes.



10 Personas Traumadas por el SpideypoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora