Capítulo 3

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Alondra acostumbraba despertar temprano todos los domingos para dar una caminata en la fría brisa de la mañana. Se dio una ducha, se puso un pantalón deportivo gris y un hoodie negro, tomó una de sus gorras y salió del baño. Observó por un rato a su compañera de cuarto, quien dormía tranquila en el otro lado de la habitación. Escribió una nota explicándole a Rainelis que pasaría la llave del cuarto por debajo de la puerta, para que la buscara allí.

Una vez fuera de la habitación, recorrió el amplio pasillo del piso en el que había estado viviendo por un mes. Cuando recién llego, apenas habían dos personas más que Jetziel y ella. Para ese domingo, sólo quedaban dos habitaciones vacías. Bajó al vestíbulo principal, y se preparó un café con ayuda del microondas compartido y se sentó en el sofá que apuntaba a una de las puertas principales. Al terminarlo, limpió la taza, la dejó en su lugar e inmediatamente salió.

El campus era realmente hermoso, sobre todo porque era un campus totalmente abierto y específicamente de artes, así que todo estaba lleno de dibujos y garabatos realmente hermoso. Los domingos solía ser un día maravilloso para el campus, pues por las tardes se podía ver gente pintando cuadros o tacando melodías en cualquier parte. A Alondra le gustaba ir a un rincón realmente silencioso: el campus contaba con un lago artificial en una esquina algo escondida. En las horas concurridas, Alondra solía encontrarse máximo a seis o siete personas sentadas o simplemente vagando por el lado, siempre en silencio.

Tomó asiento delante de un árbol y se colocó los audífonos, observando el agua moverse mientras la música sonaba. Cerró los ojos mientras sentía como la brisa rozaba su cara. 

Pasaron al menos cuarenta minutos hasta que sintió a alguien tocar una de sus piernas.

-¿Alondra?

Se quitó los audífonos.

-¿Qué haces aquí a esta hora Jetziel?

-Necesitaba hablar contigo y supuso que estarías aquí.—dijo, sentándose a su lado.

-Esta bien, ¿Qué pasa?

-Besé a Alex. Me dijo que me quería. ¿Qué va después de eso?

-La boda Jetziel. — dijo Alondra, sin estar preocupada de lo que contaba su primo.

-Alondra, es en serio. Compartiré habitación con Alex los próximos cuatro años hasta salir de la universidad, no le puedo pedir que sea mi novio, ¿Y si terminamos y tengo que compartir habitación con él? 

-Ojalá estuviéramos debajo de un manzanero para que te cayera una manzana en la cabeza y te quitara lo idiota. Acabas de descubrir que es tu alma gemela, Jetziel, él está hecho para tí, y ahora que lo tocaste jamás podrás separarte de él ni él de ti. Si quieres que vaya más lento, simplemente  invítalo a una cita o algo así. ¡¡Te dijo que te quería, Cabrón!!

-¿A dónde lo puedo llevar? Estamos en la universidad y mañana empiezan las clases.

-¿Por qué no solo inicias con ver películas o algo así? Luego lo llevas a algún lugar fuera del campus.

Su primo solo asintió. Por algunos minutos, no hablaron más. La hermandad que tenían aquellos primos consistía en la manera en la que se contaban todo a través del silencio y la manera en que Alondra protegía a su primo desde pequeños. Pasaron algunos minutos en los que ambos se dedicaron solamente a jugar con las piedras que estaban cerca, hasta que Jetziel habló de nuevo.

-¿Sigues creyendo que tienes un alma gemela, Alondra?

-No lo sé. Tengo una cicatriz que no estoy segura de donde salió, pero tú sabes lo descuidad que era, así que probablemente me la haya hecho sin darme cuenta. Pero cuando buscaba a alguien que tuviera mis cicatrices, jamás la encontré, especialmente la de la oreja.

Scars | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora