Capítulo 9

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Alondra estaba paralizada ante la ropa que Valery había traído. Simplemente no había manera de ocultar alguna parte de su piel. Aún seguía boquiabierta. Su cama estaba repleta de distintos croptops, shorts, minifaldas y mallas. Su escritorio repleto de accesorios. Pudo escuchar a alguien entrar y luego saludar a Valery. Era Jetziel.

Lo que vio incluso le asusto, y no era que Jetziel se viese mal, sino todo lo contrario: llevaba puesta una musculosa transparente plateada lo cual era algo inusual en él ya que no ocupada ese tipo de camisas, un pantalón ancho color negro y unos tenis blancos.

¿Saliste virgen de tu cuarto o Alex te vio? —preguntó Alondra. Jetziel solamente soltó una carcajada y asintió.

-Me vio, pero eso es algo que tengo que arreglar después.— dijo guiñándole el ojo.— Quieres decirme ¿Qué haces así vestida? —preguntó, señalándola de pies a cabeza.

En ese momento comenzó la ''locura'', Alondra no se quería poner nada de lo que les daban, eran faldas cosas apretadas, accesorios delicados y eso era algo que Alondra nunca usaría, prefería la comodidad y el sentirse segura ante todo, pero las chicas insistían, hasta que al final accedió, pero claro no a todo lo que les daban: terminó poniéndose un short largo ancho jeans, el sostén blanco que ya tenía puesto el cual resaltaba su gran busto y unos tenis blancos, como accesorio no podía faltar su gorra y unas gafas plateadas. Y al final de todo los chicos contemplaron a Alondra por un corto tiempo.

-Alo...— le llamó Jetziel

-¿Si? — preguntó la morena.

-Hoy chingas.

                                                                                      𝖃𝖃

Mientras tanto, en la habitación de al lado, Alex esperaba a que Rainelis terminara de vestirse. La mayor salió, dejando caer su cabello, resonando los tacones en su habitación.

-Diablo' hermana... —se expresó Alex.— De saber que el vestido te haría ver así, probablemente jamás te lo hubiese soltado. La mayor sonrió, había logrado lo que esperaba.

Rainelis estaba usando un precioso vestido color negro rey, el vestido se aferraba a las piernas de la chica, sin dejar absolutamente nada a la imaginación. Estaba usando unos tacones simples, negros de cuero. Si Alondra la veía vestida de aquella manera, le daría un paro cardiaco. Y exactamente eso quería.

Alex ya estaba listo, lo único que le faltaba era maquillarse y hacerse el cabello. No iban a desaprovechar nada. ¿Qué habían decidido resaltar? Absolutamente todo. Sombras tan oscuras como la noche, con pequeños toques dorados y plateados, según cada uno. Un contorno de rostro casi profesional. Alex decidió el labial más oscuro con brillo. Rainelis un rojo intenso, pieza clave de la noche.

Tomaron sus bolsos y salieron de la habitación hacia el club que se encontraba a cuarenta minutos de allí, tomando ventaja sobre los chicos al lado de su habitación. Alex tenía todo perfectamente planeado, pues sabía de antemano que su hermana no lo dejaría quedarse solo ese día. El club tenía dos pisos: en el primero, se encontraba la pista de baile, unos baños, el bar y alguna que otra mesa. En el segundo, que estaba semi-abierto, dando una amplia vista de la pista, sólo había mesas y un mostrador, donde pudiesen pedir bebidas y algún que otro refrigerio.

Rainelis y Alex se sentaron en la mesa contraria a las escaleras que, a su vez, estaba junto al pequeño muro que protegía a las personas de caerse. El plan no era emborracharse, sino vigilar a los primos, de tal manera que pidieron algunas bebidas leves. El lugar aún estaba semi-vacío. Hablaron de algunas cosas mientras esperaban a que los jóvenes llegaran al lugar. 

Scars | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora