Capítulo 10

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No había manera de parar. Alondra había perdido trance en el tiempo que había transcurrido y comenzaba, de alguna manera, a preocuparse. Su boca moviéndose a ritmo con la de Rainelis, había tanta desesperación en ese beso que era casi imposible detenerlas. Alondra no quería detenerse, pero su corazón le decía que lo hiciese: quería a Rainelis, la quería más que a nada en el mundo, pero no la quería de esa manera. Sentía rastro de alcohol gracias al sabor de sus besos y eso, de alguna manera, le dolía, pues era la única forma en la que la chica tenía valor para hacer algo sin huir.

Las manos de Rainelis paseaban libremente por su cuerpo, haciéndole querer gritar; querer suplicarle que dejara de jugar con ella de aquella forma e hiciera lo que tuviese que hacer. Pero eso no iba a pasar. Con un montón de fuerza y dolor, Alondra comenzó a empujar el cuerpo de la pelirroja. Cuando por fin se separaron, sus miradas se cruzaron.

-¿No me quieres? —preguntó la pelirroja rápidamente. Alondra tragó saliva.

-Tú más que nadie sabes cómo me siento sobre ti. —contestó— Debemos irnos, Rainelis.

-No, no tenemos baby.—afirmó. Tomó a la morena de la cadera y la acercó hacia ella.

-Ahora no, Rainelis...—pidió.

-Tú me pediste una oportunidad puñeta y te la estoy dando.—levantó la voz a la morena.

-¡Cabrona estás borracha! —dijo, aún más fuerte que la pelirroja. — Y no te quiero así, estés consciente o no, tienes alcohol en tu cuerpo y no será así nuestro primero lo que sea.— explicó, viéndola a los ojos. — Vamos a salir, iremos al campus y dormirás a mi lado por si algo ocurre.

Salieron del baño tomadas de la mano, Alondra buscaba a Jetziel por todos lados, ya que sabía perfectamente dónde estaba Valery. Alondra dirigió a Rainelis cerca de las sillas, la sentó en una de ellas y habló con dulzura a su oreja:

-Quiero que te quedes aquí, iré a buscar a los demás y nos iremos.

Alondra partió en un segundo y se perdió entre la multitud. Rainelis observó sus manos, que hace minutos recorrían el abdomen de Alondra, ¿qué había hecho? Por primera vez se daba cuenta de lo que había sucedido. Aún y con eso, estaba dispuesta a dormir con Alondra y justamente era eso lo que más odiaba. Algunos minutos después, llegó Alondra junto a Jetziel y Alex, quienes se veían un tanto despeinados. Alex se pasó al lado de la pelirroja y tomó su brazo. Jetziel se sentó, mirando a Alex con pena.

-¿Qué pasó? — preguntó Alex en un susurro.

-No quieres saber, Alex.— respondió, mirando los vasos que se encontraban en la mesa. Jetziel hacía algunos movimientos con sus dedos en la pantalla de su celular. 

-Está aquí.— avisó Jetziel.— ¿vienen?

-Vamos al auto, Rai. — ofreció, recargándose en el hombro de la pelirroja. La pelirroja dudó por un segundo y lo miró.

-¿Qué hay de Alondra?

-Alondra sabe dónde estaremos. — dijo Jetziel, la pelirroja solo asintió con su cabeza y se levantaron.

Caminaron hasta el estacionamiento, tomados de la mano debido a los aún presentes efectos del alcohol. Jetziel ayudó a Alex a subir a la limusina, después a Rainelis, quien aún observaba la puerta principal del club para buscar a la morena. Hacía ya algo de frío, de tal manera que Jetziel pidió que se abriera la cochera para sacar algunas cosas mientras que los hermanos hablaban.

-Lo arruiné, Alex.— habló en un susurro, su maquillaje estaba corrido ya ante la ligera brisa y una que otra lágrima que estaba soltando. Alex la miró extrañada. Se acomodó y limpió una lágrima de su cara. —Tengo que alejarme de Alondra...

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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