Capítulo 4

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En ese momento el nombre de Rainelis resonaba en la cabeza de Alondra, la recordaba, pero simplemente no podía acordarse por qué era tan importante. Intentó no parecer tan obsesionada con el tema, así que por un momento lo dejó ir, buscando de nuevo en las listas el nombre de Rainelis Rosario. 

''𝘌𝘴 𝘶𝘯 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘤𝘪𝘰𝘴𝘰'' pensó. Finalmente, encontró el nombre de Rainelis en una de las pequeñas hojas. ''𝘔𝘪𝘦𝘳𝘥𝘢 𝘈𝘭𝘰𝘯𝘥𝘳𝘢, ¿𝘱𝘰𝘳 𝘲𝘶é 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘵𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘵𝘢𝘯 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘢?''.

-Ahí está.— le sonrió. 

-Gracias Alondra.—contestó la chica, dedicándole una sonrisa.

Mientras Rainelis leía su horario, Alondra miró rápidamente la hoja en la que Rainelis tenía toda su atención. Al estár en una Universidad con pocos estudiantes, además de compartir habitación con Rainelis, tendrían al menos tres de sus seis clases juntas. No pudo ver mucho, solo sabía que Rainelis y ella compartían clase de Solfeo, además de que, para la clase de instrumento la pelirroja había elegido la guitarra.

-¿Eres buena con la guitarra? — preguntó Alondra, pocos sabían el cariño que la morena le tenía a su vieja guitarra acústica y lo buena que era con ella.

-No, apenas y la he tocado...— contestó Rainelis apenada.

-Entonces, ¿por qué la elegiste? 

-Bueno, te todas la opciones era la mejor para mí. Y tú, ¿Qué elegiste? 

-Piano.— contestó la morena.

-¿Sabes tocarlo? 

--Algo así, sé usar la guitarra y llevaba piano al intermedio, así que decidí terminar con el piano. 

Rainelis en ese momento deseaba que Alondra no fuera su alma gemela para poder ayudarla a mejorar en el piano. Y sí, Rainelis sabía hacerlo. Cuando los padres de Rainelis escucharon su voz cantando por primera vez, la obligaron a ir a clases de canto para mejorar y claro, también le pidieron que escogiera un instrumento: la chica no dudó ni un segundo y decidió por el piano, después de todo, su hermano ya le había enseñado algunas cosas. No tardó mucho tiempo en aprender: era una de las mejores alumnas que tenían.

-Tú tienes dedos de pianista. — mencionó Alondra, observando los largos dedos dedos de Rainelis, la pelirroja se sonrojó por alguna razón.

-Lo soy. — dijo, escondiendo sus dedos discretamente.

-Ya que eres mi compañera de habitación, te aprovecharé al máximo. —dijo, sonriente. — Es mi deber informarte que serás mi instructora en caso de que algo salga mal. Mi tutora.

Rainelis sonrió, bajando la mirada. Alex y Jetziel se acercaron a ver.

-¿Qué tal sus horarios? — preguntó Jetziel, mientras acercaba a Alex tomándolo por la cintura.

-Los viernes no tengo clases. — dijo Alondra, sonriente.

-Te odio bastante. Pero supongo que algún día saldrás tarde, ¿No?

Alondra asintió.

-Los lunes. Llevaré piano, Solfeo y Contrapunto.

-¿Ustedes no piensan hablar? — preguntó Jetziel a su acompañante y a Rainelis.

-Tú sabes mi horario ya. — contestó Alex.

-Cuéntamelo a mí. — pidió Rainelis.

-Tengo exactamente el mismo horario que Jetziel, una materia por día. Instrumentos los viernes.

Scars | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora