Capítulo 6: Rompiendo la regla nº1

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Cinco días pasaron desde que Chile adopto a su amigo canino y se lo ha pasado genial jugando en la casa o haciendo travesuras juntos, el famoso "acosador" desapareció luego del incidente ya que la seguridad pública se triplico y en las noticias se dio un recordatorio a los ciudadanos de las consecuencias que con lleva herir a un country; como la condena a cadena perpetua o la pena de muerte.

-ya es hora de dormir Wolfi, mañana seguiremos jugando a la pelota- le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza para que entrara a la casa.

Antes de cerrar la puerta guardo los juguetes junto con la pelota favorita del can, tener que jugar más de una hora para poder agotar la enérgica alegría de su amiguito era agotador y ya no podía seguir aguantando la sed, por lo que se dirigió a la cocina para servirse un vaso grande de agua, pero antes de que pudiera darle un sorbo el fuerte sonido de algo romperse le dio un susto.

-*¡woof! * - entro agitando su colita ignorando el hecho de tener el hocico cubierto de tierra de hojas y unos cuantos pedazos de planta.

- ¡¿pero qué...?! Por la chucha Wolfi- dejo el vaso aun lleno en uno de los muebles para luego irse a perseguir al travieso perro que creyendo que se trataba de un nuevo juego, escapo por los pasillos dejando un camino de marcas de patitas de tierra.

Mientras ocurría la persecución, en otro lado de la casa, el segundo residente se movía con sigilo hacia la cocina o más específicamente al vaso de agua ¿Cuál era su intención? No se sabía al principio, sin embargo, cuando estuvo en frente del objeto no perdió el tiempo y sacando de su bolsillo unas cuantas pastillas las molió con su mano para después disolverlas en el agua con ayuda de una cuchara. 

-te voy a castigar si dejai la caga de nuevo ¿entendiste? –la voz del chileno acercándose le dio la señal de que era hora de irse, pero antes, se apresuró en tomar un cuchillo y lo clavo en una grieta que había en la pared y luego devolverlo en donde estaba.

Ya de regreso a la cocina junto con la maceta rota y la planta dañada, se tomó el agua de una y se dispuso a poner en un lugar seguro la pobre Acacio que casi perdió todas sus flores; un jarrón grande con agua la ayudaría aguantar hasta el día siguiente donde con la luz del sol ya podría replantarla en una nueva y más bonita maceta.

-te quedaras aquí pequeñita, ya mañana me encargare mejor de ti- por el momento solo podía pensar en su cama, el sueño ya lo estaba haciendo cabecear-mmm... antes de acostarme ¿Dónde deje ese repelente de insectos?

Hace poco que una nueva preocupación lo molestaba; últimamente se ha estado despertando con el cuello algo pegajoso, junto con marcas en algunas partes de su cuerpo y el labio inferior medio morado como si alguien o algo le hubiese mordido. Sospechaba de que trataba de alguna plaga de chinches o mosquitos, porque ya había revisado a Herr por si tenía pulgas o peor, garrapatas, pero fue descartado así que solo le quedaba la solución temporal de usar un spray repelente.

-*Sigh*... espero poder tranquilo esta vez, buenas noches Wolfi- se acomodó en la cama y después de unos minutos, finalmente se había quedado dormido.

Otra noche más para estar a su lado, otra noche en la que podría apreciar su hermoso cuerpo; besar sus manos con delicadeza para luego subir por los brazos hasta llegar al cuello que sin dudarlo recalco las anteriores marcas queriendo sellar lo quera suyo.

-*¡woof!* *¡woof!* -ladraba preocupado mientras le pegaba a la puerta con sus patas, intentaba hacer que alguno de sus dos dueños le abriera la puerta, no entendía porque ese hombre lo había dejado afuera.

-Chile...- sin poder soportar sus impulsos tomo el rostro del latino y acercándose lentamente, unió sus labios con los suyos en un beso un tanto brusco.

Sr. WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora