•What it was•

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-Donde nos besamos y juramos siempre amarnos-

Paulina caminaba de esquina a esquina de la habitación. Presionaba constantemente su mano contra su pecho, un mal presentimiento estaba teniendo y su cabeza zumbaba como si estuviera aturdida. Con su otra mano sostenía su teléfono con fuerza, aferrándose a él. La gran fecha estaba a punto de cumplirse. Su estómago se sentía tenso y las ganas de vomitar estaban presentes incluso cuando el sol apenas miraba.

Sus tacones resonaban en el lugar haciendo eco dentro del silencio. Un vestido blanco de bodas adornaba su cuerpo entero. Cada detalle, meticulosamente tejido en encaje delicado, se fundía con la suavidad que caía con gracia. El vestido, una obra maestra de elegancia atemporal, abrazaba su figura. Un maquillaje perfecto, un peinado voluminoso cayendo como caireles por sus hombros.

El sol estaba en su punto y la celebración estaba a nada de suscitarse. Paulina marcaba distintos números dentro de su teléfono, sin embargo ninguna llamada fue tomada por el destinatario. Su garganta comenzaba a apretarse, sintiendo la voz contenida dentro de ella. La preocupación se reflejaba directamente en su rostro.

—Paulina cálmate, si va a llegar — Hablo su hermana mayor, quien estaba totalmente ya vestida para la ocasión. Daniela trato de tomar a Paulina en movimiento, pero fue imposible de lo rápido que caminaba —Necesitas respirar, por favor — Daniela al igual que todas las damas de honor presentes temían que pasara lo peor, ninguna quería decir absolutamente nada. Lilian la próxima esposa de Paulina había desaparecido poco después de la despedida de soltera, los mensajes eran leídos sin ser contestados y las llamadas eran caídas directamente al buzón de voz. Había sido un completo misterio su pronta huida.

—Saldré a ver si está por llegar — Hablo Michell, dejando un casto beso en los labios perfectamente pintados de Dany. Daniela solo asintió con su cabeza indicándole que estaba bien.

La tensión estaba presente en cada hombro de todas las chicas dentro de esa habitación. El reloj marcaba 10 minutos para las 4 de la tarde. La hora en donde 2 personas debían jurarse amor eterno frente al altar, aunque solo una de ellas estaba presente.

Las campanadas comenzaron a retumbar las ventanas. La hora había llegado. Un sollozo se coló dentro de aquel ruido fuera. De pronto Paulina cayo al piso destrozada y con el corazón rompiéndose en mil pedazos. El vestido perfectamente planchado, ahora estaba al rededor suyo dándole un cierto consuelo dentro de sí misma.

Sus damas de honor con rapidez se acercaron hacia ella. Alejandra y Karla trataron de hacerla reaccionar. Había entrado a un tipo de shock, donde el llanto era estruendoso y desgarrador. El cuerpo de Paulina estaba a la merced de todo aquel que la viera, temblaba con desesperanza dejándose ir.

Daniela con urgencia busco respuestas al rededor de la habitación. Fijó su mirada en la puerta abierta de la habitación, esperando una buena noticia. Al terminarse el sonido de las campanadas, se pudo divisar a Michell corriendo para acercarse a la puerta, y en cuanto su mirada se encontró con la de su amada detuvo su trote. Negó con la cabeza mientras su respiración trataba de regularse. Lilian la había plantado ante el altar.

La ira ahora era completamente palpable —¡Nos vamos! — Daniela puso en pie a Paulina tomando acción. Ale junto a Karla ayudaron a sacarla cargando de la habitación. No iba a dejar que humillaran de esa manera a Paulina. Ahora el maquillaje perfecto se había arruinado completamente, el vestido terminó sucio y arrugado y los pedazos de su corazón habían terminado en el piso, sin esperanza de ser levantados.

Michell tomo la muñeca de Allison y juntas salieron a dar la cara frente a los invitados, quienes ya estaba murmurando del porque el altar estaba completamente vacío.

—¡Escuchen! — Gritó Allison y los murmullos cesaron inmediatamente.

—¡La boda se ha cancelado! El banquete estará disponible desde ahora. Pueden salir todos en orden, por favor — Las personas comenzaron a murmurar mucho más alto buscando una explicación, pero todos habían hecho caso. La catedral estaba vaciándose poco a poco mientras Allison y Michell se veían furiosas y tristes al mismo tiempo.

Los padres de las chicas se acercaron asustados hasta ellas buscando una explicación al tormento que estaba a punto de soltarse.

—¿Donde están mis hijas? — Preguntó Mony con la cara endurecida y con la preocupación en su voz.

—¿Que sucedió? — Exigió su padre.

Las cejas entre juntadas de Michell se relajaron para tratar de explicar la situación con tal delicadeza, respiro hondo y por fin soltó la mala noticia.

—Lilian... ella. No llego

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—Toma —Tallis tendió una taza caliente hacia mi.

—Gracias

—Así que tienes una gran serie de telenovela tras tuyo — Tallis río haciendo hincapié en toda la historia que había soltado hace poco.

—Diría que si — respondí.

Después de un silencio un gran sollozo salió de nuevo. Tallis no reaccionó inmediatamente, veía atenta mi rostro de dolor.

Dejo que me derrumbara frente a ella, no dijo palabra alguna, simplemente miraba atenta analizando. De pronto Tallis dejó la sala de estar y desapareció entre el pasillo que daba a su habitación. Tome un sorbo de la taza y respire hondo tranquilizándome. Funciono.

Tallis tardo al menos 5 minutos dentro de su habitación, ruidos extraños dentro se podían distinguir: cajones abriéndose y cerrando, puertas abiertas, cosas aventadas tal vez. Pude distinguir su silueta saliendo de la habitación, tenía una caminata tranquila y seductora. Lo noté desde la primera vez que salimos, era hipnotizante a su vez.

Tallis regresó con un paquete de pañuelos en una mano y en la otra paños desmaquillantes. Sin decir alguna palabra tomo uno de los paños con delicadeza, acercó su cadera para estar aún más cerca de mi. Pude verla a los ojos, había sinceridad dentro de ellos. Estaba dejándome entrar a un lugar que no sabía que era bienvenida.

—Está frío — Advirtió antes de colocarla suavemente en mi mejilla. Solté un quejido al sentir el cambio de temperatura sobre mi rostro, sin embargo dejé que se deslizara en el.

Miraba atenta su expresión concentrada, entre juntaba sus cejas como si estuviera enfadada y sus labios se apretaban sellándose. Delinee con mis ojos nuevamente su cara, quería embriagarme de ella de nuevo.

—Cierra tus ojos, por favor — ordenó y sin titubear hice caso.

Ahora lo único que veía era lo oscuro que había dentro de mis párpados, aún sentía el frío recorrerme. Sus dedos recorrieron mis ojos y sentí la presión fría por un momento nada más.

Sus manos se alejaron de mi, pero mantuve los ojos cerrados. Sin necesidad de abrirlos su aroma estaba aún más cerca de mi.

—Listo — susurró bajo mi oído. Aunque hubiera querido, no pude abrir mis ojos. Se sentían pesados y el cansancio se apoderaba de mi. Asentí con la cabeza sin mirar.

Dejé de sentir el peso extra de su cuerpo a un lado mío y fue ahí cuando reincorpore mi vista en busca de ella.

—Quand l'âme pleure, le corps se fatigue — su voz se escuchaba dentro de su habitación —laissez vos sentiments être libres pour que de nouvelles choses entrent en vous — Cada palabra se sentía un abrazo a mi alma.

—Laissez-le entrer
Je serai avec toi dans ton chagrin et ta douleur

Un sueño
Eso era lo que percibía.

(Cuando el alma llora
El cuerpo se cansa.
deja que tus sentimientos sean libres para que entren en ti cosas nuevas Déjame entrar
Estaré contigo en tu pena y dolor)


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Plead for me Paulina Villareal (The warning)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora