TIERRA DE DEMONIOS (5SOS FANFICTION)

EN CADA HABITACIÓN (PARTE 2)

Oscuridad lo rodeaba completamente, había caído sentado en el suelo de la cocina. Parecía estar congelado, un movimiento en falso y esa cosa probablemente lo encontraría...eso si no es que ya lo había encontrado. Intentó calmar su respiración agitada, ¿Qué era eso?

Piensapiensapiensapiensa

"Tengo que salir de aquí." Se murmuró Calum a sí mismo, sintiendo como cada fibra de su cuerpo temblaba aterrorizado.

Lentamente se incorporó y retrocedió dando pasos pequeños hasta chocar con una pared.  Agradecía eternamente no haberse molestado en colocarse los zapatos al bajar de su habitación. Sus ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad, y podía diferenciar donde exactamente de la cocina estaba parado. No se movió, cerca escuchaba uñas arrastrarse por el suelo de madera.

Derecha.

No.

Enfrente.

¿Atrás?

No estaba seguro, el ruido parecía provenir de todos lados, ahogando su sentido de la audición, desorientándolo completamente.

A lo lejos, se escuchaba el inicio de una tormenta, la habitación iluminándose con el destello de un relámpago. No vío nada cerca, y lo tomó como oportunidad para acercarse a la puerta del garaje. Ya no escuchaba el sonido de las uñas.

Aun pegado a la pared, se desplazó de manera lenta hacía donde el aseguraba estar la puerta.

"Calum, hijo mío, vamos a ver la película". La voz gruesa se escuchaba cerca...demasiado cerca...como enfrente de la puerta del garaje.

La habitación se ilumino por otro destello momentáneo y finalmente Calum pudo ver esa...esa criatura parada frente a el, obstaculizando su oportunidad de escape. Su sonrisa retorcida, cuernos de venado y ojos brillantes, brillantes como los de un búho. Nuevamente el cuarto se sumió en oscuridad.

Calum corría torpemente hacia la sala, buscando desesperadamente la puerta principal. Aquella criatura se movía tras él, derribando y rompiendo todo a su paso en un intento frenético por alcanzarlo. Cada paso resonaba en el suelo, haciendo que la casa temblara y pareciera cada vez más claustrofóbica. Finalmente, Calum llegó a la sala.

Detuvo su carrera de golpe, girando la cabeza frenéticamente en busca de la puerta principal, pero no la encontró. ¿Había visto alguna vez esa puerta antes? Su cuerpo temblaba y su mente se nublaba de pánico.

El sonido de los pasos y la respiración cada vez más cerca lo sacaron de su estupor, y sin dudarlo un instante, se precipitó escaleras arriba hacia su habitación. Subía los peldaños de dos en dos, sintiendo el latido frenético de su corazón retumbando en sus oídos. El sudor frío empapaba su piel y su respiración entrecortada lo asfixiaba, pero su único deseo era alejarse de esa criatura aterradora.

Al llegar al final de las escaleras, Calum giró la cabeza rápidamente, mientras un destello iluminaba a su alrededor, pudo ver a la criatura avanzando ágilmente a cuatro patas hacia él. Sin perder un segundo, se precipitó hacia su habitación y cerró la puerta tras de sí, apoyándose en ella mientras intentaba controlar su respiración acelerada.

Echó un vistazo rápido por la habitación en busca de algo con lo que pudiera defenderse. Sin embargo, antes de que pudiera encontrar algo útil, un golpe contundente sacudió la puerta, haciéndolo tambalearse y caer al suelo.

Otro golpe siguió rápidamente.

Y luego otro.

Calum, sintiéndose desamparado y sin salida, se acurrucó en el suelo, abrazando sus rodillas y balanceándose de adelante hacia atrás. Sacudió la cabeza en un intento por bloquear el sonido de los golpes que resonaban en la puerta, pero sabía que su destino estaba sellado.

Con un nudo en la garganta, Calum levantó lentamente la mirada y sus ojos se encontraron con el bate de béisbol de su padre, colgado en la pared. Una oleada de terror recorrió su cuerpo, pero también una chispa de esperanza. Sin detenerse a pensar en las consecuencias, se puso de pie y agarró el bate con firmeza, sintiendo el frío metal en sus manos temblorosas.

El chirrido de la puerta cediendo resonó en la habitación, anunciando la llegada de la criatura que lo había perseguido en las sombras desde que la luz se había desvanecido. Calum apretó los dientes con determinación mientras la figura oscura se alzaba ante él, los cuernos de venado asomándose sobre su cabeza y los ojos de búho brillando con malicia.

Sin pensarlo dos veces, Calum arremetió con el bate, golpeando con fuerza a la criatura en la cara y haciéndola caer hacia atrás. Un grito desgarrador resonó en la habitación.

"¡Calum!", gritó su mamá.

La mirada de Calum se suavizó al ver a su mamá tirada en el suelo con ojos llorosos y una mano sobre su mejía.Calum bajó lentamente el bate, sintiendo un torrente de emociones abrumándolo. Las lágrimas comenzaron a empañar sus ojos, distorsionando la figura de su madre tirada en el suelo.

Se secó rápidamente las lágrimas, y nuevamente azotó el bate contra ella.

Uno.

Otro.

Y otro más.

Un líquido tibio empapaba su rostro y su cuerpo, pero él seguía adelante, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de su ser mientras los golpeas caían uno detras de otro.

El tiempo parecía diluirse en un torbellino de emociones y acción desesperada. Aunque no escuchaba ningún sonido proveniente de la criatura, eso no lo detenía. Tenía que asegurarse de que no volvería.

Finalmente, exhausto y con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, cayó de rodillas, sollozando, intentando limpiar las salpicaduras con su camiseta, mientras la desesperación lo envolvía por completo. Tiró el bate, haciendo resonar el metal por todo el cuarto.

Se escuchaba como la lluvia se disipaba a lo lejos.

Se acostó junto a lo que una vez pensó era su madre, dejando que el cansancio lo arrastrara hacia la oscuridad de la noche y la tranquilidad de ahora estar nuevamente solo en su casa.

De pronto, escucho pasos subiendo lentamente por las escaleras. Se sentó rápidamente y tomó nuevamente el bate entre sus manos.

Una figura alta se apareció en el marco de la puerta, un relámpago iluminó la habitación, y pudo ver por un instante al muchacho frente a el. Su chaqueta cubría su cabeza y un pañuelo su rostro.

Extendió su mano hacia Calum.

"Vamonos, tus amigos te necesitan".