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Por suerte, la noche había transcurrido bastante rápido.
Aunque no fue una de las mejores, especialmente porque casi nadie había podido dormír, cada dos o tres horas Bayona entraba a las habitaciones a ver cómo estaban los chicos.
El resfriado que tenían, era lo que menos le preocupaba al doctor y lo consideraba algo entre todo normal, ya que tenían las defensas bajas por los cambios que estaban teniendo últimamente.
Mala alimentación.
Estrés.
Frío.
Cansancio.
Demasiado trabajo.
Lo que sí le preocupaba, era la posibilidad de qué se tratará de una intoxicación por alimentos. Ya que en la noche estuvieron dolor de estómago, fiebre, náuseas y vómitos.
Por eso, había decidido tomarle una muestra de sangre a cada uno en la mañana. Y iba a intentar tener los resultados lo antes posible, o sino deberían esperar veinticuatro horas.
Creo que verlos sacándose sangre, fue lo más doloroso y divertido de presenciar. Especialmente porque ninguno quería hacerlo, y a Bayona le costó bastante convencerlos.
—¿Crees que esa porquería funcione?—lo oí hablar con asco a Esteban, detrás de mí—
—Esperemos que sí.—le contesté, mientras picaba el jengibre sobre una tabla de la cocina—
—¿Y si no funciona?—volvió a preguntar—
—Va a funcionar sí.
—¿Por qué tan segura?
—Por dios, Esteban.—solté la cuchilla que tenía en mi mano derecha, y lo miré con molestia— Es un té de jengibre, va a funcionar.
—¿Quién en su sano juicio toma un té de jengibre cuándo se siente mal?—el rubio volvió a preguntar, con cierta confusión—
—No lo sé, pero tiene acción antiemética, lo cuál ayuda a reducir las náuseas y los vómitos.
—¿De dónde sacaste esa información?
—Cualquiera sabe los beneficios que tiene el jengibre—metí los trozos pequeños y sin cáscara de jengibre en una olla, cuándo el agua comenzó a hervir— va ayudar a los chicos a desintoxicarse más rápido.
—¿Y sí no es una intoxicación?
—¿Y sí dejas de romper tanto las pelotas?—le dije, mientras me limpiaba las manos— Llevas media hora cuestionando todo lo que hago.
Simón se rió.
Este último se encontraba tirado en el sillón de la habitación, con el control en la mano y mirando televisión.
—¿A dónde vas?—me preguntó alarmado Esteban, ignorando a su compañero y mirando lo que hacía antes de salir—
—Ya vuelvo.
—¿Y mientras tanto yo qué hago con esto?—señaló la olla, y se alejó unos centímetros—
—Si en cinco minutos no vuelvo, tenés que apagar la cocina y dejarlo enfriar.—le expliqué, antes de exhalar— Después yo me encargo de lo otro.
—¿Y vos a dónde vas?—me preguntó ahora Simón, mirando el reloj que tenía colgado en la pared de su habitación—
Ya eran casi las ocho de la noche.
Y recién ahora, me daba cuenta que el día había pasado volando cuidando a los chicos.
Aunque al principio quise mantenerme alejada de ellos, enojada o tratarlos con esa frialdad que tenía hace días, no pude.

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Uɴ Aᴍᴏʀ Pᴀsᴀᴊᴇʀᴏ - Mᴀᴛɪᴀs Rᴇᴄᴀʟᴛ
Подростковая литератураMatías Recalt, tenía que estar un par de meses fuera de su país por su trabajo. Lejos de su familia, amigos y de su novia, Malena. Lo cuál comenzaría a traerle conflictos internos a medida que va pasando el tiempo, y más al tener que convivir con la...