CAP 2 "El otro rubio"

602 64 18
                                    

“-¿No sabía que te interesará mi vida?”

Su corazón latía con fuerza ante la intensa mirada esmeralda. El hombre frente a él lucía serio, incluso se atrevería a decir que “molesto”; molesto con alguien que se inmiscuye en su vida privada.

-¿Cómo entraste?- Evadio la pregunta tratando de sonar calmado, no quería hacer evidente su  nerviosismo.- El local está cerrado.- Dijo tajante, sosteniendole la mirada al intruso. Si algo sabía hacer Draco Malfoy era fingir.

Harry mostró una leve sonrisa, que hizo que su rostro luciera más relajado.

-Igual de altanero.- Dijo apartando la mirada y posando sus esmeraldas alrededor de la tienda, debía reconocer que el lugar lucía bastante bien. Un decorado muy “Malfoy” limpio y elegante, con clase.- A pesar de los años, no cambias ¿Eh?.- Regreso su vista al rubio.

-Creo que el único que “cambió” fuiste tú.- Dijo en tono de burla. Ahora fue el turno del rubio de mirarlo fijamente pudo notar el cambio de expresión en el azabache. Provocar a Harry siempre le había resultado demasiado sencillo; aún cuando ahora se presentaba frente a él como un “adulto” sus reacciones seguían siendo las de un niño.

El moreno ignoró la mirada del ojigris, sabía que no debía dejarse llevar, de lo contrario terminaría enfrascado en una discusión con él.

Estaba ahí por trabajo y puede que por curiosidad, pero eso último no tenía porqué saberlo.

-Muy bien Malfoy, dejémonos de juegos.- Retomó su tono serio y profesional.

-Como usted diga, Señor.- Sonrió con fingida inocencia, sabía que le ponía de nervios cuando se portaba “amable” con él. Le resultaba divertido burlarse del pelinegro.

El moreno conocía bastante bien a Draco, incluso más de lo que le gustaría. Sabía el significado de aquellas sonrisas hipócritas, pero está vez no lo dejaría ganar, ya no eran niños y le demostraría que él también sabe cómo burlarse de las personas.

-Vengo a hacer la inspección.- Sonrió al ver cómo la sonrisa del rubio se desvanecía.- Supongo que sabes que necesitas un permiso para abrir una tienda de este tipo ¿No?- Le resultó gracioso ver la confusión en el rostro de su enemigo.- Oh, Draco nos tomamos la venta de pociones muy en serio, hay tanto estafador rondando por ahí, que solo los locales que pasan la inspección obtienen el certificado y los permisos necesarios.- Dijo con fingida pena.- Espero que puedas entender.-

“Este maldito” pensó el rubio a poco de perder la paciencia ante lo absurdo de su discurso.

-Tengo un permiso.- Refutó.- A si que no es necesaria tu “inspección”.- Dijo con notable molestia.

-¿De verdad?- Revisó sus papeles.- No, no tengo ningún registro de este local.-

-¡No estoy mintiendo Potter!- Alzó la voz exasperado.- Te lo mostraré.- Alcanzó los papeles sobre el mostrador y comenzó a buscar. Nada. Abrió cajón por cajón sin resultado alguno.- Tal vez lo deje en la casa, pero te juro que tengo el maldito permiso.-

Harry lo miró incrédulo, acto que hizo enfurecer al rubio quién a su parecer lo estaba llamando mentiroso.

-Hagamos esto fácil, haré la revisión y si todo está en orden tendrás tu permiso.- Sonrió, ganándose una mirada de odio del ojigris.

-¿Y si me niego?- Draco tanteaba el terreno, sabía que todo en su local estaba bien pero le enfurecía que su otro permiso quedará invalidado después de todas las trabas que le pusieron para conseguirlo.

-Clausuró tu local.- Draco palideció con aquella respuesta.- ¿Comenzamos?

Draco se tragó su orgullo y asintió.

Potter, ¿Es Gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora