CAP 3 "No soy gay"

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Tan solo una semana bastó para que Harry drenara toda la energía y la poca paciencia que tenía el rubio hacía él. Y no era para menos, el moreno se había encargado de fastidiar en todo momento al chico; “divertido” era su nueva palabra favorita, las reacciones del más pálido le resultaban realmente divertidas, hasta ese momento Harry no se había dado cuenta la facilidad que tenía para sacar de sus casillas a Draco.

Su manera de reaccionar era igual que en su época escolar, con la única diferencia que en ese tiempo creía odiar al rubio y por lo tanto ambos se enfrascaban en discusiones sin sentido a tal punto de llegar a los golpes.

Cuándo Draco  abandonó la escuela, Harry se dio cuenta que sin él su vida era aburrida…

Al contrario de Draco quién pronto se dio cuenta de que le habían tomado la medida, Harry ya no era aquel niño estúpido que caía en sus provocaciones ahora era él quien lo incitaba a responder, ahora era el mismo Harry quién se burlaba de él.

Desde el día de su reencuentro el moreno se paseaba frente a su local; no entraba. Tan solo se paraba frente a la ventana en la espera de captar la atención del Rubio, cuando sus ojos se encontraban el de mirada esmeralda solo sonreía, movía su mano en forma de saludo y se iba; sacando de quicio al ojigris, quién en varias ocasiones se había distraído de su venta por mirar al idiota tras el cristal.

Esa mañana de Viernes no fue la excepción, 11 en punto y Harry ya se encontraba tras la ventana mirando el interior del lugar en búsqueda de su “amigo”.

No lo encontró, el lugar estaba vacío. La puerta no tenía ningún letrero y sus esmeraldas alcanzaban a ver una luz al fondo tal vez de su sala de pociones o de la sala de descanso, no estaba seguro. Giró la perilla pero la puerta estaba cerrada, sacó su teléfono y marcó el número del rubio.

La llamada fue directa al buzón.

-¿Señor, nos vamos?- Lucien, su asistente llevaba 30 minutos de pie esperando a que su jefe dejará de husmear dentro de aquel bello lugar. Jamás había entrado, a excepción de la vez que se asomo para sacar a su jefe de ahí, pero podía ver qué era un lugar bastante fino y costoso, no cualquiera podría pagar una poción de esa calidad.

-Sí, vamos.- Contestó, se sentía un poco decepcionado de no poder ver al rubio.

Draco llevaba horas en el cuarto de pociones, tanto que se había olvidado de comer. Para cuando salió el reloj marcaban las 10 de la noche. Estiró sus manos y masajeó un poco su cuello, se sentía cansado y hambriento.
Antes de buscar algo para cenar se dio un baño.

Al salir se sentó un momento para revisar su celular, las notificaciones le marcaban varias llamadas perdidas entre ellas la de Harry.

Marcó el número.

-¿Qué estoy haciendo?- Colgó después del primer timbre.

Se tiró sobre el sofá, necesitaba dormir ya mañana hablaría con Potter, si es que necesitaba algo.

Suspiró y tomó algunas revistas que se encontraban apiladas bajo la mesa. Comenzó a hojearlas con la intención de leer algo antes de dormír.

Mientras pasaba de revista en revista se encontró con la que había iniciado con su mala suerte.

“Potter, ¿Es Gay?”

Si no la hubiera comprado Harry no lo hubiera descubierto leyendo esa tontería ni hubiera comenzado a molestarlo.

Abrió la revista hasta las fotos del moreno, enfocándose específicamente en una fotografía; la del beso con aquel rubio.

“¿Sabes por qué ese chico de allá es rubio? Porque me recuerda a mi arrogante excompañero de colegio”.

-¿Estás diciendo que besaste a este chico porque te recuerda a mí?- Señalaba acariciando la imagen del
moreno.- Qué estupidez.-

“Es broma Malfoy”

-Claro que es broma idiota, ¿Quién se fijaría en un estúpido cuatro ojos como tú?- Draco peleaba con la imagen frente a él.

Sintiendo crecer su furia arrancó la hoja, arrugándola hasta hacer de ella una pequeña bola de papel la cual lanzó al cesto de basura obviamente fallando.

Cerró la revista y antes de arrojarla al piso miro la imagen de la portada.
Claramente ya no era el mismo niño de antes, ahora era un hombre.

La imagen frente a él lo confirmaba, esa pose y esa expresión lo hacían lucir muy sexy, su mirada parecía seducirlo, su cabello rebelde y su camisa desabrochada le daban un toque salvaje.

Su mano bajó hasta su pantalón y comenzó a frotar. Miraba la mano de Harry, esa que sostenía sus lentes, una mano grande. Empezó a imaginar cómo sería ser tocado por ellas.

Sin perder tiempo su mano se coló por debajo de su ropa interior tomando su miembro erecto, acariciaba y frotaba cada vez con mayor intensidad.

Se vino recordando la frase de broma de Harry: “¿Sabes por qué ese chico de allá es rubio? Porque me recuerda a mi arrogante excompañero de colegio”.

Miró su mano manchada y sintiéndose culpable se limpió sobre la imagen del moreno. Draco no era gay, de eso estaba seguro.

 Draco no era gay, de eso estaba seguro

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