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Danilo perspectiva
Pasaron los días después de aquel fatídico partido, y me encontraba completamente perdido, con un parche en la cabeza, vagando por el fuerte y consumiendo de lo que me ofrecieran.
No tenía a nadie. La pérdida de mi hermano aún pesaba sobre mí; su muerte a manos de una bala perdida dejó un vacío imposible de llenar.
Me sentía solo, completamente solo, sentado en la escalera.
Fue entonces cuando Gustavo, el padre de Caro, pasó por mi lado. Sus ojos reflejaban tristeza al verme en ese estado. Me miró con preocupacion.
–Danilo–me saludo–¿haz comido vos?–
Traté de calmar su preocupación con una sonrisa forzada–no se preocupe Gustavo–Pero su mirada penetrante y sus palabras resonaron en mi mente.
–Estás muy delgado, uruguayo–dijo con un tono cargado de preocupación, mientras me daba golpecitos reconfortantes en la espalda. Me invitó a su casa, y aunque inicialmente vacilé, accedí.
En el camino, me recordó lo peligroso que era andar por ahí de esa manera. Me preguntó si quería acabar como aquel pobre desafortunado que yacía desangrado en la calle desde la mañana. Solo pude negar con la cabeza, incapaz de articular palabra.
Cuando llegamos, vi a Caro cocinando. Su rostro se iluminó al verme, y corrió hacia mí para abrazarme, a pesar de mi aspecto descuidado. Le correspondí al abrazo, sintiendo un leve resquicio de consuelo en medio de la oscuridad que me rodeaba.
–¿Dónde estabas vos?–me reprendió, preocupada.
–y por ahi Caro–dije tratando de calmarla tambien con una sonrisa
–Yo termino de hacer la comida–dijo Gustavo y nos dejo para irse hacia la cocina.
Caro me llevo hacia el sofa y fue a traer un trapo para limpiarme la cara.
Solo me limite a sonreirle mientras ella me limpiaba–mirá esos dientes Danilo–dijo mientras seguia limpiandome aun con esa sonrisa desde que me vio–estaba preocupada por vos–suspiro haciendo que esa linda sonrisa se le borrara.
–Disculpame Caro, por lo de Fer–dije mirandola a los ojos y ella sin darme una respuesta me beso en la mejilla.
–Esta bien. Ya no me hablo con el–dijo riendo–sus papás le prohibieron dirigirme la palabra.
–por que?!–pregunte
–desde ese dia en que lo golpeaste–nego rodando los ojos de manera graciosa–igual no importa.
–Caro–dije y dirigio su mirada hacia mi
–que pasa?–
–Te quiero–susurre para que gustavo no escuchara, aunque no tuviera nada de malo, me daba pena
–yo tambien–susurro–ahora bañate y ponete la ropa de mi viejo–me ordeno–ah, cepillate esos dientes para que comas–dijo por ultimo y eso hice.
Para la noche tuve que dormir con la puerta abierta en el cuarto de don Gustavo, junto a Caro.
–listo–dijo Caro entrando al cuarto en pijama, bueno, con un remera y un short suelto.–vamos a dormir–se acomodo a mi lado apoyando su cabeza de un lado en la almohada, mirandome.–podes quedarte aqui, conmigo y con mi papá. –
–no quiero molestar–
–No molestas. El que estes aqui conmigo me hace sentir tan aliviada.–dijo con el seño fruncido, acariciando mi mejilla con su pulgar.–Te amo–solto y acerque mi rostro al suyo para darle un beso en los labios.
