PREFACIO

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La Última Gema

"Quien lo obtenga predilecto será. El destino del mundo en sus manos tendrá, pero el secreto que guarda tormentas podría ocasionar. Merecedor de ella un corazón puro poseerá y como su ser divino la luna lo elegirá. En tiempos de oscuridad, el heredero del poder más grande en noche azul nacerá".

"Guarida secreta" advertía un letrero pequeño ajustado sobre la parte superior de una puerta. Era de noche, un hombre cargaba una lámpara entre sus manos para alumbrar con su luz el oscuro camino. Con cuidado, giró el picaporte y traspasó la entrada hacia el interior de la habitación.

—¿Aún siguen despiertos?—. Su voz gruesa sorprendió.

—¡Padre!—. Gritaron dos niños que, escondidos entre las sábanas con una linterna prendida, leían un pequeño libro de hojas viejas, con el borde senil y la cubierta corroído por su antigüedad.

—Qué es lo que ocultan—. Señaló el hombre lo que uno de sus hijos escondía detrás de su espalda.

Ambos hermanos, un niño y una niña, se miraron a los ojos simultáneamente. Ante la expresión exigente del padre, ambos finalmente cedieron.

—Lo siento, padre—. Se disculpó el hermano mayor mientras estrechaba su mano y le entregaba el libro que había estado escondiendo.

—¿De dónde lo sacaron? —preguntó el hombre curioso, mientras tomaba asiento junto a sus hijos.

—¡Henry lo encontró en uno de los baúles viejos del sótano! —respondió su hija, con entusiasmo. —¡Hay muchas cosas emocionantes allá abajo, padre, te sorprenderías!

—¿De verdad? Deben ser objetos muy antiguos, esto parece de otra época —concedió, mientras examinaba el libro detenidamente. La tapa, hecha de cuero, estaba sorprendentemente bien conservada. El hombre pronunció el título casi en un susurro.—"La Última Gema"

—¡Es un cuento!—gritó la niña.

—Qué extraño, nunca lo había escuchado—murmuró el padre.

—Tal vez porque no es tan conocido, o tal vez...—meditó el hermano.

—¡¡Es secreto!! —exclamó nuevamente la niña.—¡¿Padre, podría leernos el cuento?!

—Está bien, voy a leerlo, pero quiero que me prometan que después de esto se irán a dormir.

Los rostros de ambos niños desbordaron de jovialidad y asintieron sin dudar, poniéndose cómodos en la cama. Pronto el padre tomó posición, y entre sus hijos comenzó a relatar pacíficamente:

"Había una vez seis doncellas cuya virtud de belleza ningún ser humano de la tierra se imaginaria, mujeres brillantes y encantadoras como las estrellas describirían. Su madre y veladora, la majestuosa luna, le había otorgado un poder a cada una, gemas cuyo primordial objetivo, mantener el equilibrio armónico entre el mundo mágico y el universo mortal cumplirían.

Cada dos años y seis meses, seis hermanas se reunían en el centro de la tierra para realizar un ritual de magia, nutrir a aquello que la vida otorgaba y a la muerte controlaba.

Un día, entre milenarias visitas a la tierra, las seis doncellas curiosas del amor que entre un hombre y una mujer existía, suplicaron a la luna pareja tener cada una. Dos condiciones, desde el cielo habló la luna, pues el hombre a desposar la misma marca tendría, y el hijo a procrear privilegiados pocos serían, más solo mujeres de su vientre nacerían. Pero ha de saber que su petición un precio tendría, ya que la soledad y la muerte acecharia una vez que el amor no correspondido sería, entonces dichosas las doncellas libres de su mundo serían, vivir entre los mortales su destino escrito estaría.

Su camino cada una emprendió y su destino cada una aceptó, pero de repente, una de ellas a un mendigo repudió más a un príncipe escogió, enamorada de ese hombre al final se entregó. Pero creer en el verdadero amor que el príncipe una vez le juró, su vida le costó, pues un día, su esposo le arrancó aquello que ella con su vida intercambió, su gema. La doncella murió y el hombre dominado por el poder y la avaricia de conquistar el mundo a sus hermanas a la muerte arrastró. No obstante, una de ellas escapó, y le pidió a la luna su perdón, por la traición que su hermana una vez cometió, a cambio le entregaría su vida y consigo el poder de su gema. La luna aceptó y tiró una maldición, el malvado príncipe nunca más despertó.

La luna escondió la última gema de la última hermana y entre el orbe de los seres mágicos no se volvió a saber de ella. Desde ese día, el mundo se marchitó."

DIVINO// Harco-Mpreg//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora