Capítulo 3: Volviéndome Adicta al Placer

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Desde que llegaba de la escuela me dirigía hacia la casa de Maggie y, una vez ahí, vivíamos momentos inolvidables.

Hoy me encontraba follando con ella (otra vez) en su cama.

Ella había tomado el liderazgo y mantenía unida su vagina con la mía, provocando que nuestras vulvas se frotaran repetidamente.

Pero no lo hacía de manera desordenada ni rápida, sino que lo hacía a su ritmo, con una sensualidad en sus movimientos que garantizaba el placer absoluto.

Ambas soltábamos algún que otro gemido que evidenciaba lo mucho que nos molaba esto.

- ¡Maggie! —le grité— Estoy a punto de...

- También yo, también yo.... Lleguemos juntas al final

Sonreí por sus palabras.

Entrelazamos nuestros dedos mientras el éxtasis anhelado se hacía presto.

Se sintió tan rico venirme junto a ella que por poco lloro de la felicidad.

La mujer, sin despegarse de mí, se acercó hasta estar unos centímetros enfrente de mi rostro.

Viéndome con una linda sonrisa, acarició mi cabello para después darme un beso.

Cuando el mismo finalizó, despegó sus labios de los míos, sin quitarme la vista de encima desde que abrió los ojos.

- Eres increíble —me dijo—. Nunca creí que en tan poco tiempo lograría convertirte en una adicta al sexo

- Me está gustando mucho hacer esto contigo.... Además eres la primera mujer con la que follo; creo que tengo suerte de que sea así, porque me has enseñado bastante

En su rostro se formó una sonrisa.

- Me alegra que te guste esto tanto como a mí —me acariciaba el cabello—. Siempre entras a mi hogar desde que terminan tus clases; me imagino que... cada vez que estás en la escuela sientes un enorme deseo por venir a visitarme. ¿No?

- Si

- ¡Qué linda! Significa que estoy en tus pensamientos

Después de que Maggie emitió un sonido muy cursi, buscó algo en su cajonera.

Al tenerlo me lo ofreció. Lo miré curiosa (en parte por no haber visto algo así en la vida real).

- Si tienes la mente igual de pervertida que la mía te darás cuenta que esto es un huevo —me explicaba ella—, pero obviamente no es un simple huevo, sino que es un pequeño vibrador que yo puedo controlar.... Su funcionamiento es simple: lo insertas en tu coño y yo puedo ajustarle la velocidad que quiera con mi celular, ya que es inalámbrico

Tragué saliva al escuchar todo eso.

- ¿Y qué me dices, cariño? Con esto dentro de ti no te haré mucha falta.... Hasta en el insti recibirás ese placer que sólo yo puedo darte

- Creo que me sentiría un poco extraña con esta cosa dentro mío..., además me aterra pensar qué pasaría si...

Puso su dedo en mi boca, callándome al instante.

- Desde lejos pareces una adolescente sin nada qué destacar, pero... eres bastante afortunada. Incluso más que tus compañeros

Tras su peculiar regalo no ocurrió nada más que pudiera considerar como interesante.

El día de mañana me levanté con tal de alistarme para la escuela.

Mientras me ponía ropa, recordé el huevo que me regaló Maggie.

Me Enamoré de una PervertidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora