Capítulo 7: Nuestra Primera Cita

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No podía dejar de pensar en ella. Desde que me levantaba tenía a esa mujer en mis pensamientos de manera constante.

Su sonrisa, su forma de tratarme, lo guarra que era.... Todo me resultaba fascinante hasta el punto en que, estando consciente de que ella había comenzado a gustarme, tenía interés en realizar algo más con ella, aparte de lo sexual.

Resultaba extraño; si el sexo nos había unido, el amor vendría después. Para el resto de las personas ocurre al revés, pero para mí fue primero el sexo y después los sentimientos.... Sólo faltaba ver si Maggie también tenía las mismas pretenciones conmigo.

Un día en que me armé de valor, decidí enviarle un mensaje.

- Quiero que tengamos una cita

Pasaron veintitrés minutos para yo obtener una respuesta.

- ¡Me encantaría! Pero que no se note que sea una cita, despues levantamos sospechas

Al menos era una respuesta positiva.... Me sentí aliviada tras leerla.

Cuando llegó el día de mañana, me vestí con un estilo más "acorde" a mi edad. Intenté no verme muy anticuada y deseché la idea de usar falda, poniéndome unos shorts que hace tiempo no usaba.

En la parte del torso me vestí con una camiseta azul y, por fuera, una camisa de cuadritos. Me sentía lista para lo siguiente que vendría hoy.

Después de haber inventado una excusa para salir de casa, me dirigí, un poco nerviosa, al hogar de Maggie.

Toqué la puerta y la mujer abrió, vestida con una camisa blanca y pantalones negros, así como sosteniendo un bolso con su mano.

- ¡Elenita! —exclamó al poco de verme— ¡Qué bonita estás! Ahora sí te ves como una adolescente

No sé si ofenderme por eso o no....

- ¿Y entonces? —continuó ella— ¿Tienes algún lugar planeado para nosotras?

- Sí.... Me gustaría invitarte al nuevo restaurante que abrieron cerca de aquí. He oído que... es asequible para nosotras

- ¡Pues vamos!

Y caminamos hacia el restaurante.

Al entrar, buscamos nuestra mesa, ordenamos y esperamos nuestra comida.

Por suerte, nos había tocado una mesa un poco alejada de las otras, precisamente cercana a una ventana que nos permitía contemplar el atardecer.

El restaurante, sobresaliente por su exagerado color blanco, no estaba tan lleno como lo había previsto, pero aun así, lo veía como algo beneficioso debido a la poca cantidad de comensales que ni siquiera estaban pendientes a nosotras.

Luego de haber contemplado minuciosamente el restaurante, ladeé la mirada, encontrándome con Maggie mirándome fijamente, con la cabeza encima de su mano y con una evidente sonrisa en su rostro.

- Me gusta que me hayas traído aquí —me dijo—. No sabía que estarías interesada en invitarme a cenar después de tanto follar

- Pues... creí que sería conveniente invitarte a esto... —dije en ese momento, totalmente sonrojada

- Cariño..., qué adorable te ves tratando de fingir que no estás enamorada de mí

Sorpresivamente abrí los ojos al escuchar tales palabras.

- ¿Maggie?

- No temas en decir lo que sientes. No te juzgaré.... Además, ¿no crees que es absurdo que sea prejuiciosa contigo después de todo lo que hemos pasado juntas?

Me Enamoré de una PervertidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora