Capítulo 1

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Colisión Perfecta de Elisa Anabel Gonzalez

Capítulo 1

Ya era tarde y aún no podía dormir gracias a la lluvia torrencial que había en la ciudad aquella noche… Por lo que prendí la lámpara de la mesa de luz y saqué mi libro del cajón. Amaba leer novelas románticas y no era raro que leyera infinidad de veces cada una de las páginas de mis amados libros. 

Particularmente este libro, me había impactado por la perfección de sus personajes y por lo soñadora que podía llegar a ponerme cuando leía que había un amor tan hermoso y mágico que podía realmente durar para toda la vida.

En ese momento recordé cuando mi amiga de la infancia y ahora compañera de Universidad, Carolina Miller, me había dicho que se estrenaba la película del libro “Tu bella mirada” y que el actor no sería ni más ni menos que Jonathan Lennox. Según ella un súper bombón de 23 años que se terminó popularizando gracias a la película de mi novela favorita, la cual volvía a leer en estos momentos. 

A decir verdad solo lo conocía de nombre, porque todo el mundo lo nombraba sin parar al convertirse en la revelación del momento… Había actuado en algunas películas con papeles minúsculos en donde los actores más hermosos y reconocidos del mundo estaban. Él irresistible Leo era uno de ellos.

Pero en fin, no podía dejar de pensar que iban a arruinar tan bella historia, era más que sabido que algunas partes iban a ser diferentes o las iban a omitir… Y además, podía ocurrir que verle la cara a mi personaje favorito  tendría sus pro como sus contra. ¿Y si no me gustaba como actuaba?, ¿si era más lindo que el personaje de mi imaginación o más feo?, ¿cómo podría borrar esa imagen de la cabeza?. 

Cerré el libro y miré la hora, eran las 05:40 hs. —¡Tienes que dormirte Amelia!—, me repetía a mí misma una y otra vez en voz baja. No podía ser tan terrible ir al cine a ver esa película con mi amiga…

A la mañana siguiente me desperté de un susto al escuchar de manera insistente el timbre. Abrí los ojos, miré el reloj y eran las 17:30hs. —¡MIERDA!— Grité entredientes. Me levanté, me cambié y bajé a abrir la puerta. Era Carolina, estaba hermosa con un vestido suelto color celeste que combinaba con el color de sus ojos y su cabello oscuro estaba recogido con un moño blanco. Ya estaba preparada y predispuesta a ver esa dichosa película. 

—Veo que aún no estás arreglada Amelia. ¿Por qué no te emociona ir a ver semejante novelón? — me dijo con un tono enojado y sarcástico. 

—Ya te lo dije, no quiero que me caguen esta historia, ya lo han hecho con muchas novelas y quiero tener un amor platónico inmortal— le contesté resignada.  

—Amelia, entiendo que no te guste la idea, ¿pero vas a ir tan desprolija?, por no decir otra cosa-—me miró con cara de pánico como si al primer diseñador que me viera le diera un ataque al corazón. 

—Estoy con jean y musculosa, voy normal ¿cuál es el pecado?— le contesté. 

—Vamos a la premiere ¡mujer!, van a estar los actores ¡mi dios santo!— me decía con un tono histérico. 

—Ni nos van a registrar amiga, yo entiendo que tengas la ilusión pero los famosos no pierden el tiempo con sus fans— la miré con una sonrisa en el rostro. Sabía que se enojaría con mi respuesta pero yo no iba a arreglarme en ese momento cuando faltaban 2 horas para que comience la película. 

—Okey, dale vamos ya porque sé que para convencerte voy a estar hasta mañana— me agarró fuertemente de la mano y me arrastró hacia un taxi. 

Durante el trayecto me fue contando de todos los actores que estarían en la película y de los famosos que iban a la premiere. Pero mis ojos se quedaron viendo las calles de la ciudad y mi mente fue recordando  el primer día que había escuchado su voz por primera vez.

Carolina Miller era mi mejor amiga desde que teníamos 5 años, sus padres eran los jefes de los míos ya que fueron contratados para supervisar algunos locales de sus empresas. Su familia era dueña de un shopping en Los Ángeles, de un hotel en San Diego y de varios comercios en Las Vegas.

Nosotras nos conocimos en una reunión laboral de nuestros padres por los 50 años del Shopping. Ese día no llegaba la niñera a mi casa y mi familia no tenía otra opción que llevarme a dicha reunión.  Cuando llegamos a las oficinas del shopping, la mamá de Carolina me miró sorprendida pero enseguida me sonrió y sin rodeos me llevó a una oficina en donde había millones de juguetes y Carolina estaba jugando sola. Desde ese día fuimos inseparables y las mejores amigas.

—¡Ya estamos llegando!— dijo con voz chillona Caro y mi mente dejó de viajar en el tiempo.

— Genial— le contesté.

Luego de 25 minutos de viaje, llegamos al cine… Era realmente una completa locura, había mucha prensa, cámaras y flashes por todos lados. El chofer nos dijo que no había manera de avanzar por lo que teníamos que bajarnos 3 cuadras antes pero era lo de menos , si fuera por mí me hubiera dejado a 200 cuadras de distancia que no me importaría. Pero igualmente,  realmente en ese momento me maldije por ir vestida de una manera tan poco formal y bonita. 

Entonces, suspiré y me dije a mi misma que ya no había solución, pagamos el taxi y bajamos del auto.  Cuando giré a mi izquierda vi la cara de felicidad de Caro y no podía evitar pensar que por suerte no le dije que no iba a ir. No me hubiera perdonado no acompañarla.

En aquel instante el público y la prensa corría hacia la alfombra roja para ver como llegaban los actores de la película. Y no tuve mejor suerte que ser empujada por el tumulto de gente que se agolpaba. Entonces, Carolina trastabilló , la sujete con mi mano pero yo, me caí justamente en el maldito cordón de la vereda, el cual tenía agua y barro.

—¡Genial! Esto puede seguir empeorando— dije con cara de pocos amigos.  Mi amiga me miró apenada pero también con los ojos brillosos como si no pudiera aguantar la risa.

—Bueno, esto le pone un poco de color a tu jean azul y a tu musculosa blanca — dijo riendo amistosamente. 

—Basta, ya no causa— la miré fijamente.

—Ven vamos a entrar , ya hay una puerta del cine abierta para el público por uno de los costados. Vas al baño a secarte y yo hago la fila para ingresar a la sala— me dijo Caro con tranquilidad.

—Dale me parece bien y si nos alejamos ya de la gente y de los flashes mejor— le dije.

Entonces, fuimos caminando por los huecos que encontrábamos empujando a las personas, hasta que por fin ingresamos… Mi amiga se puso en la infinita fila que había para entrar a la sala y yo fui a buscar el tocador. 

Seguí caminando por uno de los pasillos del cine y pude ver unas chicas con los uniformes del lugar, estaban completamente ruborizadas y hablando entre risas. Se las notaba exageradamente emocionadas, felices y excitadas… Me acerqué interrumpiendo sus diálogos y les pregunté dónde estaba el baño. Luego, una de ellas me respondió — Hola buenas tardes, el baño se encuentra al fondo del pasillo a la derecha—

—Muchas gracias, muy amable— le contesté y salí disparada. 

Realmente fui con prisa, no quería tardar y sabía que me iba a llevar un tiempo secarme la ropa y tratar de limpiar semejante enchastre. Este día no era mi día definitivamente. En un momento cuando voy a doblar me quede pensando si tenía que ir hacia la derecha o la izquierda. Debía admitir que mi mente de pez se apoderaba de mí cuando me sentía completamente estresada y sin más doble hacia la izquierda del bendito pasillo velozmente, cuando de repente sentí chocar con un cuerpo duro y fuerte frente a mí. Quedé un poco aturdida por el golpe pero, igualmente mis pensamientos me decían que ahora la que trastabillaba aquella tarde era yo y no mi amiga.

Entonces, lo que dije después fue por inercia. Mi boca solamente escupió algunas palabras de mi vocabulario...

—¡Pero qué carajo!— dije en voz alta y fastidiosa. 

Colisión PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora