Capítulo 13

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Capítulo 13

Los rayos de sol que entraban por mi ventana, lograban que la habitación se iluminará por completo y que mis ojos se sintieran molestos… 

《 Miriam me corrió las cortinas para limpiar la ventana, otra vez. 》

Al despertar tuve dudas por un instante de lo que había pasado la noche anterior, había soñado tantas cosas, que ya no sabía que era real. Por eso, estiré mis piernas mientras aún estaba en la cama, en varias direcciones y no pude rozar ningún cuerpo. Entonces, supe que no había pasado la noche con Amelia, como creí… Aunque hubiera querido hacerlo. 

Aún tenía sueño y mis ojos lentamente volvían a cerrarse, pero con tanta luz sería imposible volver a dormirme. Por eso, no tuve otra opción que darme un baño relajante antes de ir a ver a mi representante. Ya que hoy, íbamos a charlar de los nuevos contratos que tenía.

Pero ese baño fue relajante hasta que mis recuerdos me atraparon por completo…

Amelia anoche brillaba más que nunca, estaba increíble y vestía muy elegante. Fue la primera vez que me costó encontrarla entre la gente. Pero cuando la detecté y supe que ropa tenía, mis ojos no dejaron de encontrarla automáticamente en cualquier lugar del salón aunque se moviera. 

Pude observar que ella me miraba fijamente y controlaba cada uno de mis pasos desde lejos. Por algunos instantes desviaba sus ojos para disimular su acción, pero cuando me captaba cerca de alguna mujer, no escondía la expresión descontenta de su rostro. Era muy perceptible su sentimiento de enojo, a pesar de la distancia que había entre nosotros. 

Cuando tomé impulso para acercarme, al ver que ella tuvo la intención de saludarme pero se arrepintió, sentí que me desestabilizaba por dentro. Sin embargo, me repuse inmediatamente, cogí coraje y salí disparado detrás de sus pasos acelerados.

Le agarré la mano con ganas de atraerla a mi cuerpo bruscamente. Necesitaba repetir el impacto que solíamos tener. Pero medí mis movimientos debido a la cantidad de gente que nos observaba. 

Durante nuestro intercambio de palabras, no podía dejar de pensar en lo hermosa que se veía cuando se enojaba. Y más allá de que la tensión entre nosotros era palpable, ella me apartó de la gente para llevarme al estacionamiento, en donde no habría nadie que pudiera interrumpirnos.

Al estar solos, me imaginé que sus ganas de atacarme eran un simple camuflaje para que  no llegue a percibir lo que pasaba por su mente. Usaba una buena estrategia para  tratar de evadirme, no podía negarse, pero solo ponía un manto invisible sobre sus ansias. Lo mismo que había hecho yo y quería seguir haciendo para no volver a sentir la atracción de nuestros cuerpos. 

Sin embargo, tenía la necesidad urgente de besarla y la besé sin vueltas, sin rodeos, ni temor. Para calmar la ansiedad que me producía tenerla lejos, para apagar mis pensamientos furtivos. 

Besar su boca, acariciar su cuerpo y chocarlo contra el mío, eran las acciones que me permití hacer con ella en ese sitio. No quería exponerla ni llevarla a una situación de vulnerabilidad. Quería que ella se sintiera completamente segura conmigo, pero eso no iba a ocurrir si solo podía pensar que soy un creído, un imbécil y un mujeriego. 

Aunque podría decirse que esas palabras un poco me definen y soy yo el único culpable por haberme ganado la fama de ello. No obstante, lo que decía sobre mí, lo mencionaba porque no me conoce realmente. Algo que no es un dato menor… 

Amelia me juzgaba por lo que veía con justa razón. Cualquier persona en su lugar lo haría, era lógico y no esperaba que ella no intentara guiarse por sus primeras impresiones.

Después de darnos ese beso apasionado, no quería que el momento terminara… Y que eso no suceda, era imposible. Tarde o temprano tendríamos que romper con la unión de nuestros labios, lamentablemente.

Apartarla de mi lado fue una tarea difícil, nunca imaginé que me tendría que despegar apresuradamente de una mujer en mi vida. Mucho menos de esa chica, de ojos color mar. La mujer más perfecta e irresistible que había visto, pero así fue. La tuve que correr de mi lado… Porque entendía que alejarla de mi boca, era la decisión más madura e inteligente que podía tomar. Darle tiempo al tiempo y esperar, era lo único que podía hacer para que surja confianza entre nosotros.

Entonces, no me dejé llevar por mis impulsos y no hice caso a mis deseos. A pesar de que la idea de acompañar a Michael al evento fue mía y que mi intención era colisionar de la manera más perfecta con mi bella Amelí… 

Colisión PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora