Capítulo 3

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Capítulo 3

Aún no podía creer que la fama me hubiera llegado tan rápidamente. Confiaba en mí, en mi trabajo y en la perseverancia que tenía en cada meta o proyecto que se me presentara. Pero ¡carajo!, esto era real y me costaba creerlo. Estaba viviendo una completa locura, el sueño de cualquier pibe que quiere ser actor o famoso independientemente de lo que haga. Con tan solo 23 años ya podía sentir que mi carrera no tenía techo.

Estaba en la premiere de la película que me regaló mi primer papel como personaje principal y seguía helado en el pasillo del cine sin poder moverme. Mis compañeros de elenco ya se habían ido a la sala, yo les dije que en unos minutos les seguiría el paso, luego de ir a tomar agua y por ello se fueron.

La verdad es que estaba shockeado y necesitaba respirar un poco antes de ir con ellos. Así que no fui a beber nada y me quedé quieto respirando profundamente, cerrando mis ojos... Inevitablemente, ya perdido entre mis pensamientos, mi cabeza viajó en el tiempo.

En mi infancia nunca imaginé que podría llegar a pisar un estudio de cine o un escenario. Me gustaba la música y bailar pero nunca mis padres me enviaron a realizar algo relacionado con el arte... Pero mi vida tuvo muchos cambios ante el fallecimiento de mi padre "Arthur Lennox" en un accidente de auto cuando tenía 6 años.

Su muerte dejó un hueco en mi corazón que nunca podría llenarse. Y estoy seguro que mi madre sintió el mismo dolor por un tiempo, pero como es de suponerse, la vida sigue.

Ella se enamoró de un amigo de mi padre que era compañero de la Universidad... Un millonario divorciado, dueño de empresas de turismo, hoteles, bioparques, entre otros. Ese tipo se llama "Henry Brown" y al principio no podía ni escuchar su maldito nombre, pero quizás ahora y depende del día, podría decirse que lo quiero como si fuera un padre.

En fin, ellos fueron novios unos meses cuando tenía 8 años y antes de cumplir mis 9 años se casaron. Mi madre "Catherine Wilson" estaba extremadamente feliz ese día, como no lo era desde hacía mucho tiempo y aunque yo no entendía el porqué se volvía a casar, su sonrisa me la tatué en mi mente para siempre. Entonces, comprendí que si ella era feliz, no importaba nada más.

Caía de maduro que su casamiento implicaba muchos cambios pero estábamos juntos para enfrentarlos y eso me tranquilizaba.

También, entre esos cambios, se incluía la adquisición de un hermanastro "Michael Brown" con el cuál nos llevábamos 3 años de diferencia, siendo él mayor que yo. Debo decir que era bastante buena nuestra relación... Michael siempre intentaba llevarse bien y pudimos congeniar al instante.

Él fue quién me incentivó a estudiar teatro, un día haciéndonos chistes en el comedor me dijo que tenía potencial, madera de actor.

Tal vez, eso lo decía en chiste pero se me quedó grabado a fuego su comentario.

Acto seguido mi cabeza maquinaba a mil, y me decía a mi mismo que eso era lo que deseaba. En resumen lo que sigue a esta historia ya es sabido, yo iría a todo tipo de clases que tuvieran relación con el arte y realizaría miles de castings hasta lograr mis objetivos.

Y ahora aquí estaba, dejando de divagar y pisando con los pies la tierra, ya no podía dejar que mis pensamientos estuvieran por las nubes. Volví a respirar profundo y seguí con mis pasos por uno de los pasillos del cine que me llevaba a una de las puertas traseras de la sala. Lo que me permitiría ingresar sin tener que pasar por el público, cuando de repente siento que me choca un cuerpo blando...

A pesar del golpe, no me moví ni un centímetro de la posición en la que estaba. A diferencia de la chica que tenía frente a mí, que quedó sentada de culo en el suelo.

La verdad es que la situación fue graciosa e inesperada. Me servía de distracción para calmar mis nervios y no pensar en que era "Jonathan Lennox" el actor sexy del momento. Debo decir que realmente quería reírme. Pero la distracción graciosa ,ya no causaba tanto cuando llegaron a mis oídos sus palabras, no solo la chica se quejaba... También me decía "¡¿imbécil?!".

Mi cara seguramente se transformó, me puse completamente serio. No sabía qué hacer ni qué decir, solo pude atinar a observar cómo era ella y tratar de descifrar qué era lo que estaba pasando.

La miré detenidamente y me sorprendió que estuviera toda mojada con barro en su ropa, pero la mayor sorpresa era que no vestía de manera elegante o al menos de una manera más presentable. ¿A quién se le ocurre ponerse un jean y musculosa para ir a una premiere?, ¿será que era una empleada del lugar y tenía que ir a los vestidores a ponerse su uniforme?. Muchas preguntas me surgían en ese momento, hasta pensaba que me había topado con una loca.

Continué mirándola, observando sus rasgos. Su pelo era largo, super liso de color castaño claro con destellos dorados. Sus ojos eran grandes de color verde agua, muy preciosos. No era muy alta y se notaba que su cuerpo era delgado con buenas curvas... Y por lo visto su carácter era fuerte y bastante complicado, no muy diferente al mío.

Pasaban los segundos y ella seguía en el suelo mirándome, no la culpo porque yo también la miraba... Pero este pequeño silencio ya era bastante incómodo. Ella esperaba en el suelo con cara de enojada y yo esperaba que me pidiera disculpas por insultarme, ya que el choque fue lo de menos... Acaso ¿no tenía idea de quién era yo?.

Lo que fue sucediendo después me tenía cada vez más desconcertado... Esta piba seguía provocando mi enojo y dañando mi ego. Me respondía al mismo nivel, me seguía diciendo imbécil y no me miraba con deseo.

Sinceramente, no tenía porqué extenderle mi mano, me había parecido que sus palabras estaban totalmente fuera de lugar... La imbécil era ella definitivamente.

Igualmente no podía comportarme de esa manera. Pero cuando intenté ayudarla se levantó sola y me dijo — Aquí tienes mi respuesta a tu pregunta. Por suerte no necesito ayuda de un imbécil, puedo sola— con su voz sarcástica y jodidamente dulce. Aunque lo dijo con un tono amable, no me engañaba, eso era puro sarcasmo.

Por un momento me causó gracia su respuesta y fue ingeniosa... Yo hubiera respondido lo mismo. Pero no podía permitirme reír porque, al igual que ella, yo no quería dar el brazo a torcer.

En ese momento, no le devolví la respuesta y ella continuó con su camino. No pude evitar mirarla mientras se alejaba, sentía cierto interés por conocerla. Tenía que responderle algo más de forma urgente, algo que no sonara mal pero tampoco bien...

Le dije con voz alta mi respuesta
—Mejor así autosuficiente— con sarcasmo.

Cuando desapareció de mi vista sentí que me arrepentía de las últimas palabras. Tendría que haberle gritado que quería saber su nombre y su número para contactarla. Pero iba a quedar como un completo idiota, esa chica sabía de sobra quién era yo y no demostró ningún tipo de sentimiento o interés. No actuaba como una admiradora, ni lucía desesperada.

¿Quién era esa chica?, ¿por qué estaba con esa ropa y por qué estaba sucia?.

Con esas ideas y preguntas dándome vueltas comencé a caminar hasta llegar a la sala. Una vez dentro me olvidé de todo, no importaba más nada, era mi momento y debía disfrutarlo a pleno.

Colisión PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora