Lisa Manobal lidia con las insinuaciones de su mejor estudiante, Jennie Kim, quien interfiere con sus planes de escribir un nuevo libro.
¿Cederá a los encantos de Jennie Kim antes de que termine el año?
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Contenido Sadomasoquista
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Punto de vista de Jennie Kim
13:55 de la mañana
¿Ya dije que odio a mi profesora de literatura?
De verdad, la odio más que a la zorra de Soyeon y eso ya es decir de mi parte.
Hoy es mi primera clase conjunta con la profesora de literatura. Claro, digo conjunta porque hace una semana, los inútiles de mis compañeros, decidieron no asistir a clase, pensando que se iban a pasar otro año sin hacer nada.
No contaron con que mi padre había contratado a una profesora de literatura, que era lo más parecido a Hitler en persona, con gafas de pasta y un cuerpo escultural.
Pensé mucho en ella durante el fin de semana, no os lo voy a negar. Pero no en la forma que estáis pensando, esta mujer me sigue causando repulsión y muchas veces le quiero pegar una paliza con mi bolso de Chanel, pero luego pienso en lo que cuesta y tampoco se merece eso.
Mi bolso no se merece tener su cara estampada en su tela.
El fin de semana, me la pasé estudiando como es costumbre, pero también estuve planificando la fiesta en casa de mi novio. Sé bien que me espera un año difícil por culpa de cierta persona, pero pienso emborracharme tanto el sábado, que como mínimo, voy a liarme con siete chicos en el mismo día.
¿Pensabais que le iba ser fiel a Kai? Ni de coña, solo mírenlo, me engaña con la rata de cloaca y ¿piensa que le debo fidelidad? No, a la reina de corazones no se la engatusa, y mucho menos un simple peón.
Me encontraba en uno de los asientos continuos al escritorio de la profesora, Irene se sentó a mi lado como es costumbre y Dae junto a Somi. La verdad no conocía mucho a esa chica, pero si Dae se llevaba bien con ella, será porque es buena chica. Si descubro que esa puta manipula a mi amiga pienso torturarla todo lo que queda de año.
Todo el salón, charlaba animadamente. Los chicos, como de costumbre, hacían aviones de papel o tiraban bolitas a los nerds del salón para molestarles, y las chicas se reían de sus gracias. ¿Podían ser más insoportables? Odiaba cuando se hacían las tontas y reían cuando claramente lo único que querían era coquetear. O como yo digo, mendigar un poco de atención.
Pobres, solo aspiran a comer migajas.
— Jennie — Irene chasqueó los dedos delante de mí — Estás ida. ¿Otra vez pensando en el examen?
— No — suspiré cansada— Solo estoy un poco cansada.
— ¿Tu cansada? Pero si nunca paras de hacer cosas. Eres la persona más ocupada que conozco.
— Que esté ocupada no quiere decir que no esté cansada. Además, hoy no dormí casi...
— ¿No dormiste?— Irene levantó las cejas insinuando.
