44 - Una cena agradable.

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Punto de vista de Lisa Manobal

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Punto de vista de Lisa Manobal.

Cerré la puerta de su habitación y observé a mi alrededor.

— Vale, Manobal. Piensa, piensa...

Analicé la estancia para ver dónde podía esconderme en caso de que el señor Kim viniera a este lugar. Francamente, no tenía muchas ganas de encerrarme en en ese armario de nuevo. La sensación de estar atrapada ahí dentro, bajo una pila de ropa era horrible.

— ¿Y si me escondo en el baño? No, él podría entrar... Mierda, mierda, mierda.

Agité los brazos con molestia.

— ¿Debajo de la cama será muy obvio?

Me acerqué al mueble y levanté la sábana. Bajo la cama se encontraban algunos objetos y cajas que para nada quería apartar. No cabía en ese lugar a no ser que me encogiera de hombros, en una postura fetal para nada cómoda.

Escuché los murmullos de las personas que se encontraban en el vestíbulo. Tragué pesado y apreté los puños.

— ¿Por qué tengo que ser yo la que se mete en estos líos siempre?

Me agaché y prácticamente me arrastré con mis antebrazos hasta adentrarme por completo en ese nido de polvo y suciedad. Cuando llegué al fondo, estornudé como nunca puesto que había levantado una nube de polvo. A pesar de estar casi dentro, medio cuerpo sobresalía de la cama, dejando al descubierto mis piernas. Me encogí un poco, intentando no golpear aquellas cajas que me impedían tener una postura cómoda, pero entonces, sin querer le di una patada a una caja y las cosas que habían dentro cayeron al suelo.

— Mierda. — intenté incorporarme para volver a guardar los objetos pero al hacerlo me di un golpe contra la madera del somier. — Y más Mierda.

Froté mi frente con dolor y me apoyé con la ayuda de mis antebrazos. Observé el contenido que se había caído frente a mi. Eran algunas fotos y objetos de recuerdo. Sonreí cuando sostuve en mis manos una fotografía expuesta en un marco. Era Jennie, una Jennie más pequeña, de unos tres años de edad. Estaba acompañada de un hombre joven, por la barba y el cabello repeinado hacia atrás pude intuir que era el Señor Kim. Sí, los años habían pasado y él casi estaba irreconocible. En esta foto se podía apreciar su atractivo, sus ojos rasgados y azules tan destacables y esa sonrisa radiante de hombre perfecto. A su lado se encontraba una mujer, me quedé impresionada por el increíble parecido que tenía con Jennie. Era una mujer guapa, no lo voy a negar, de ojos felinos y pelo corto. Ella abrazaba a Jennie por la cintura y también sonreía. Parecían una familia muy unida.

Creo que puedo entender por qué Jennie siente esa frustración cuando se trata de su padre. Al parecer, aparentaban ser una familia feliz, de esas que se amaban. Me pregunto cómo es que, de repente, todo cambió y llegaron a este punto. Supongo que la vida te sorprende con los cambios más inesperados.

𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝒔 𝑷𝑬𝑻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora