45 - Tormenta.

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Punto de vista de Lisa Manobal.

No sé por qué acepté la petición de John, pero supongo que no podía negarme. Claro que quería estar junto a Jennie en el mismo lugar pero era demasiado arriesgado. Después de la discusión que tuvieron, tuve la necesidad imperiosa de defenderla. El señor Kim es un hombre realmente testarudo. Un hombre trabajador pero un padre horrible. Su actitud abusiva me recordó aquel hombre que me hizo sentir empequeñecida y Jennie no debía sentirse así. Nadie debe hacerla sentir pequeña ni desvalorizarla de esa manera. No pude evitarlo así que tuve que defenderla.

John había insistido en enseñarme toda la casa, claro que él no sabía que ya había estado aquí varias veces.

Y preferiría que siguiera siendo así, la verdad.

— Y esta es la habitación de invitados.

John abrió la puerta de la estancia. Observé la habitación con atención. Era completamente diferente a la de Jennie. En la de mi novia predominaba los tonos oscuros junto a una decoración algo ostentosa. En esta, los tonos pastel que daban la sensación de ser más alegre aunque algo aburrida.

— En el ala oeste esta la habitación de matrimonio, y esa... — se hizo aún lado y señaló a una puerta. — Es la habitación de mi hija.

No me había dado cuenta de lo cercana que estaba.

— Tienes un baño al lado. Le he preparado toallas limpias por si quiere ducharse. Cualquier cosa... Si tiene algún problema o algo, no dude en llamarme.

Frotó sus manos con inquietud. Me limité a sonreírle y asentir con la cabeza.

— Muchas gracias.

— Le espero mañana por la mañana. Habrá café y pastas.

— Descuide...

— Que descanse. Señorita Manobal.

— Igualmente.

El hombre se alejó sonriéndome. La sensación fue un tanto incómoda. Me giré una vez sola en la habitación y dejé mis cosas sobre la cómoda de la estancia. Cuando estuve apunto de desabrochar mi camisa para instalarme en la habitación, tres toques en la puerta me desconcertaron.

Me giré sobre mis talones y ahí estaba ella. Se había desecho de su vestido rojo y ahora llevaba puesto su característico pijama de unicornios. Ese que tan bien le quedaba y que tantas veces le había visto puesto. Su cabello lacio estaba suelto y algo alborotado. Creo que acababa de salir de la ducha y se había secado el cabello. Me sonreía con dulzura, como si el simple hecho de tenerme frente a ella le hiciera feliz. Justo la misma sensación que sentía en este momento.

𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝒔 𝑷𝑬𝑻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora