➽ Con los pinceles guardados en la mochila y los auriculares a todo volumen en los oídos, Minho regresa a casa adormilado como todas las madrugadas. El tren está vacío, la oscuridad es su única compañía. Su mirada somnolienta tan solo percibe las ma...
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—De los dos tipos de fotorreceptores que se encuentran en la retina, son los conos los que se ven más afectados por la acción de la luz solar, así que cuando están demasiado tiempo expuestos a... Minho, ¿me estás escuchando?
Él parpadeó, confundido. No era la primera vez que se despistaba por tratar de seguir el rumbo del tatuaje bajo la ropa ajena y tampoco sería la última. Apartó la mirada de las mariposas de tinta negra y se sonrojó cuando se encontró con el rostro fastidiado de Jisung.
En parte, le avergonzaba lo que producían las mariposas en su cuerpo. Por mucho que se concentrase en la explicación de Jisung, Minho siempre acababa seducido por el tatuaje, con ansias de descubrirlo al completo y de posar sus manos sobre las líneas grabadas en la piel. A lo mejor, Jisung comenzaba a pensar que se trataba de alguna clase de atracción física, pero lo cierto era que Minho no tenía segundas intenciones ni nada que se le acercara. Tan solo necesitaba sentir en sus propios dedos cómo era aquella pieza de arte.
Sin embargo, Jisung era muy comprensivo con él. Quería creer que atribuía su desconocimiento a la amnesia, pero había algo que fallaba a la hora de comprender su comportamiento. Le repetía las cosas todas las veces que le hiciera falta. No había vuelto a cuestionarle por qué Minho desconocía toda la información relativa a aquel extraño lugar. Era amable, con una chispa de humor que a veces le desconcertaba, pero que siempre le hacía desear saber más sobre él. Quería entender por qué Jisung estaba tan empeñado en que se ayudasen mutuamente, quería saber qué tenía de especial para que no pudiera despegar la mirada de su piel.
Jisung era un enigma para Minho. Un misterio que le causaba un interés creciente que le ardía en el estómago y que, a cada segundo que pasaba, le destruía cualquier noción de entendimiento.
—Eh... —Tosió. Sentado sobre la cama, se abrigó mejor con la sábana como si con ella pudiera esconder el rubor de sus mejillas—. Sí, claro. Hablábamos de los conos, ¿no?
—Es importante que estés al tanto de todo esto —lo regañó—. En las pruebas, si uno no sabe cómo actuar, el otro tiene que estar atento para salvarlo. No sabemos qué esperan de nosotros. Un simple error y podríamos estar muertos.
—Ya... Lo sé, perdón.
—Trabajamos juntos en esto, ¿de acuerdo? Esa es nuestra principal baza: el trabajo en equipo para suplir las deficiencias del otro. Yo me he entrenado a conciencia, pero ni siquiera así estoy seguro de que vaya a superar las pruebas. No sabemos cómo son. Sin tener al otro a su lado, puede que ninguno salga con vida de esta.
Minho tragó saliva y asintió, tratando de mostrarse arrepentido por distraerse con tanta facilidad.
—Trabajo en equipo —repitió—. Aquello de lo que tú no te des cuenta, lo veré yo y viceversa. Bastará para que no tengan dudas de que estamos sanos, ¿no?
Jisung tan solo suspiró y retomó su explicación, ignorando por completo su tono de inseguridad. No hacía falta que lo expresase en voz alta. Ninguno de los dos tenía claro si podían pasar las pruebas, incluso trabajando juntos.
