Diego Vegezzi

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Advertencias: ninguna.

La primera vez que escribo un one-shots, espero les guste. 🧚🏻‍♂️

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La luz del sol entraba por la ventana, hacían que mis ojos ardieran un poco, con molestia comencé a moverme en mi lugar intentando despertar por completo, me di la vuelta, notando el espacio vacío a mi lado, rápidamente me senté en la cama. Mi vista buscó con rapidez al dueño de aquel lugar vacío. No estaba.

Me levanté con torpeza de la cama aún adormilada, caminé de igual manera fuera de la habitación.

— Diego...
Dije al aire en voz baja. No hubo respuesta, algo que me desconcertó, rápido baje las escaleras hacia la sala, nada. No estaba ahí tampoco.

Rápidamente mi atención se fue a la cocina, caminé a paso lento hasta ahí, y un fuerte olor a quemado inundó mis fosas nasales. Me alerté de inmediato, entrando en ella.

Ahí estaba Diego, cocinando, o eso era lo que parecía. En un instante abrí la ventana, dejando que el olor a quemado se fuera por ahí, o al menos se esparciera un poco. Un suspiro salió de mis labios y me di media vuelta para mirarlo.

— ¿Estos sartenes son una mierda, no, gorda?
Dijo, intentando desvíar el tema. Cómo si no hubiese pasado nada.

— Tremendo pelotudo sos.
Respondí, mis brazos se cruzaron mientras lo miraba con mala gana.

Él me miró con una sonrisa en sus labios, esa sonrisa que me encantaba, no podía, no podía enojarme con él, y menos cuando sonreía así.

Una pequeña risa salió de mis labios, me acerque a él, dejando un beso en sus labios, al momento pude sentir sus manos en mi cintura.
No quería separarme de él, pero el aire comenzaba a faltarnos que era inevitable. Mi respiración era algo agitada, pero logré controlarla.

— ¿Que intentabas hacer?
Pregunté dejando un beso en su mejilla.

— El desayuno, pero no salió cómo esperaba...
Respondió en un tono bajo mientras me miraba apenado.

— Que lindo... Pero ahora me debes unos sartenes.
Dije en una pequeña carcajada.

— Pero están cómo nuevos, que decís, mira.
Diego tomo en mango del sartén para que lo mirara, estaba negro y tenía pedazos de comida quemada y pegada.

Una sonora carcajada salió de mis labios, mientras lo miraba, tome su mano, dejando en sartén en la estufa nuevamente.

— Sos un pelotudo, Diego go.

— Vete a la mierda, Verónica.
Respondió con enojo para separarse de mí, saliendo de la cocina, mientras que yo no podía más con la risa, desde el día que lo conocí hasta hoy le había molestado ese apodo.

— Amor, vení. No te enojes, era broma, gordo.
Grité mientras le seguía por detrás.






















Algo muy raro, pero es el primero que hago. Jaja. Espero les guste, si tiene alguna falta de ortografía, díganme.





Hasta aquí mi reporte, Joaquín.



—Dante














ONE SHOTS - [LSDLN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora