nueve. ♡

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viernes. taerae miró el calendario tras verse en el espejo, nuevamente, y respiro hondo mientras acomodaba el cuello de su camisa. los días anteriores no había podido dejar de pensar en qué usaría y tras dos revueltas en su armario finalmente logró encontrar algo que le gustará. pensó que tal vez estaba haciendo demasiado, no recuerda cuándo fue la última vez que uso ese suéter amarillo -quizá en la fiesta de cumpleaños de hao- y por eso mismo lo tenía como una prenda "especial".

dio un pequeño saltito de sorpresa cuando su celular vibro encima de su escritorio. en la pantalla aparecía el nombre de gunwook junto a un mensaje avisándole que ya iba de camino; habían quedado de verse en la feria, primero porque no vivían cerca, y también porque era más probable que alguno de sus amigos los vieran si iban juntos. taerae se había dado cuenta demasiado tarde en las consecuencias que eso tendría, pero poco o nada le importó cuando el pensamiento de pasar un día entero con gunwook apareció en su cabeza en un momento de duda.

hao y sus amigos tendrían que verse privados de esta información que taerae estaba convencido se llevaría a la tumba.

respondió rápido al mensaje y, después de una mirada más en el espejo, fue escaleras abajo para despedirse con un grito antes de salir de su casa.

la feria no quedaba más lejos que dos paradas de autobús y cinco minutos de caminata, taerae se vio a si mismo frente a la gran entrada y entre una multitud de personas antes de pensarlo. buscó entre las conversaciones de los visitantes a gunwook, pero no parecía estar cerca de hacer acto de presencia.

pasaron dos minutos y taerae ya estaba pensando que todo había sido una broma por parte del club de baile, se sintió decepcionado consigo mismo por creer que gunwook quería salir con él, y no fue mucho para que comenzara encogerse en su mismo lugar. hubiese comenzado a caminar si no fuese por las manos que se posaron en sus hombros y lo hicieron girar.

—¡hola!— gunwook se veía más feliz que de costumbre. taerae lo miró con sorpresa y alivio, esperando que el más alto no notará la tristeza que estuvo a punto de consumirlo. —¿esperaste mucho?

— ...no, acabo de llegar.— le dio una suave sonrisa.

gunwook tomó un profundo respiro y con mucha fuerza de voluntad tomó la mano del contrario. no le dio tiempo de reaccionar antes de guiarlos a la entrada de la feria donde las filas se hacían más largas con el pasar del tiempo. taerae se preguntaba si tardarían mucho en entrar, pero sus pensamientos no se decidian si preocuparse por eso o poner toda su atención en que iban tomados de la mano.

en un parpadeo de ojos se encontró a sí mismo dentro de la feria.

—¿cómo...?

gunwook sonrió ante su reacción. —son invitaciones, ¿recuerdas?— taerae asintió lentamente. —¡bien! ¿a dónde vamos primero?

taerae sólo sintió el vacío en su mano cuando gunwook lo soltó, pero no hizo saber su decepción y siguió al más alto mientras lo oía describir cada juego a la vez que lo señalaba. tras lo que parecieron treinta minutos de pensar y caminar, taerae detuvo el discurso de gunwook sobre si era prudente subirse a la montaña rusa primero o ir al final, tomó su mano y los guió hacia la fila especial para invitados del juego que eligió.

—¿tazas?— gunwook frunció el ceño. taerae asintió sin mirarlo.

—es tranquilo, ¿no te gusta?

ya dentro del juego, gunwook negó rápidamente. —no, no es eso. sólo... esperaba otro.

taerae soltó una pequeña risa cuando el juego comenzó. hacia mucho que iba a una feria, la última vez que estuvo en una fue con hao, pero sinceramente pensar en su amigo no le daba mucha paz en ese momento, más que nada recordando con quien se encontraba. volvió su vista a gunwook y sus mejillas se tiñeron de rojo al notar que el chico ya lo estaba mirando, tenía una expresión perdida, pero se veía cómodo y sereno. a taerae le gustaba eso. o, más bien, le gustaba gunwook en general.

tropiezos | gunraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora