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Lobos

Me persiguen, corro sin mirar atrás, no recuerdo el camino para salir de este bosque, mamá siempre me decía que no camine por más de media hora.

No estoy segura de si el bosque cruje por sus pisadas o las mías. Los gruñidos me ponen nerviosa. Debí hacer caso.

De repente los árboles dejan de estar juntos y se abren a un claro, pero no puedo detenerme, casi siento que me respiran en la nuca. Jamás he estado en este claro, pero solo corro.

Los gruñidos se acercan, ¿lograré salir de esta? Solo quiero llegar a casa, mi hermano debe estar preocupado, el sol se está escondiendo.

Cruzo el claro a todo lo que mis piernas me permiten, necesito seguir. La mochila me golpea la espalda, pero antes muerta que dejarla.

Los gruñidos cesan, los crujidos suenan diferentes, pero no me detengo.

-¡Alto! - alguien grita, mi cuerpo le obedece en lugar de mi mente diciendo que siga corriendo hasta llegar a casa. Pasos. Alguien se acerca. - Estás muy lejos de casa, princesa. - involuntariamente ruedo los ojos. Me doy media vuelta para enfrentar a quien sea. Me encuentro con un chico demasiado alto rodeado de al menos 6 osos, o son... ¿lobos? Mi mente recuerda conversaciones susurradas en el salón, conversaciones de mis padres. - ¿Quieres que te guie? Vas en la dirección equivocada. - su sonrisa, esa maldita sonrisa que me dice que cree que soy estúpida.

-Prefiero estar perdida. Gracias. -respondo con sarcasmo. Analizo mi alrededor, buscando algo familiar. Uno de esos animales suelta un gruñido.

-Sígueme. - no era una pregunta, era una orden que mi cuerpo decide acatar sin rechistar.

-Mínimo dime tu nombre, ¿o no tienes modales? 

-Puedes llamarme Alfa. - comienza a caminar por donde creo que veníamos, algunos de los animales lo siguen y otros esperan a que pase para moverse. - Te llevaré con la manada.

¿Manada? ¿ Acaso son perros? Bueno, parecen lobos enormes. Antes de que pueda seguir procesado lo que veo y dice, todo se vuelve negro.

Cuentos nocturnos para personas solitariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora