Hacía un tiempo espléndido, se alegraba mucho de ver a la chica hecha un ovillo en el suelo junto al pequeño y destrozado catre que ha sido su cama durante los últimos tres meses.
-Despierta pequeña lucecita, hay un día hermoso como para que lo desperdicies durmiendo. - su voz tenía la burla tan marcada que la chica sintió un escalofrío en la espalda, sabiendo que esas palabras le prometían más pesadillas. Un grito lleno la pequeña y oscura habitación cuando la chica sintió la mano de su monstruo personal tirar de sus piernas. - No entiendo como es que no te desgarras las cuerdas vocales con esos gritos.
La chica no respondió, sabía que no debía, era mejor que el monstruo le hiciera lo que venía a hacer sin que ella se resista, así tal vez acabaría antes. Luego de tres meses ni siquiera era capaz de mirarle a la cara, como si necesitara más imágenes para sus pesadillas.
Dejó que el monstruo la llevará fuera de esa habitación. Al menos podría sentir el sol, pensó la chica. Se obligó a si misma a no desobedecer, eso solo le haría peor para ella.
Para cuando el sol dejo el cielo, la chica ya había rezado 20 veces que le llegara la muerte y la salvara del monstruo.
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Cuentos nocturnos para personas solitarias
Short StoryRecopilación de cuentos y relatos cortos.