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En cuanto abrí los ojos y lo vi a mi lado, supe que algo estaba mal. Ni siquiera lo escuche entrar. Me intento levantar, pero me lo impide.

-¿Qué quieres de mi? - logro susurrar.

-También me alegro de verte. - responde con burla. - ¿No me esperabas?

-No tan pronto. - murmuro con miedo. Sabía que vendría, de cierta manera lo esperaba, pero no así.

-No quiero hacerte daño, cariño. No creas lo que te han dicho de mi. - susurra mientras acaricia mi cabello.

-¿Hace cuanto volviste?

-Hace unos días. Eres la primera que visito.

-¿Debo sentirme alagada? - simplemente se encoge de hombros en respuesta antes de levantase y alejarse de mi.

-Iré a visitar al resto de la familia, vienes conmigo. - no fue una pregunta, fue una orden.

-Claro, padre. - digo antes de levantarme.

Cuentos nocturnos para personas solitariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora