4

14 2 0
                                    

Letras muertas

No sé que haría
sin cada historia
que leía
mientras crecía.

Era una agonía
cuando veía
que él reía
de lo que yo hacía.

En la adolescencia
era una alegría
escapar de la monotonía
con historias que escribía.

Él sonreía
cada vez que yo tenía
un libro como aquel día
que jamás olvidaría.

Yo sabía
que pronto moriría
y con valentía
me adentre donde él vivía.

Supo que lo buscaría
y se instaló donde yo iría.
Él solo quería
asegurarse de que aún vivía.

Él sabía que me suicidaría
cuando me dijo que caería,
ante él cedería
y lo mejor de mi le daría.

Cuando vio que se equivocaría,
era tarde cuando se arrepentía.
Yo pensaba todavía
cuando mi vida se desvanecía.

En mis manos había 
una nota que decía
que él jamás ganaría
si yo aún no moría.

Cuentos nocturnos para personas solitariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora